Londres / Oviedo

Con el primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, hundido en el tercer lugar de las encuestas, su antecesor, Tony Blair, salió ayer de la sombra en la que se ha mantenido durante toda la campaña para tratar de darle un espaldarazo ante las elecciones del próximo jueves. Hasta ahora, Blair, enviado para Oriente Medio del Cuarteto de Madrid, sólo había hecho una breve aparición en su antigua circunscripción del norte de Inglaterra.

Blair, que dejó a Brown el poder a regañadientes en junio de 2007, en medio de una fuerte impopularidad derivada de la guerra de Irak y de la «venta» de títulos nobiliarios a donantes de los laboristas, hizo un llamamiento a los votantes para que juzguen al actual primer ministro «por sus políticas y no por su campaña».

Su aparición se produjo menos de 24 horas después de que Brown fuera derrotado por su oponente conservador, David Cameron, en el tercer debate electoral. Según las encuestas, Brown no ha conseguido ganar ninguno de los debates.

No obstante, Cameron, que encabeza las encuestas, todavía está lejos de asegurarse una mayoría suficiente para gobernar, lo que augura un inicio complejo de legislatura en el que habrán de buscarse alianzas para formar Gobierno. Esta práctica, común en el continente, no lo es en Reino Unido, donde los últimos gobiernos en minoría fueron laboristas y se registraron en la década de 1970. Además, según un sondeo hecho público el miércoles, el 46% de los electores aún no ha decidido su voto.

El ex primer ministro, que tiene el récord histórico de haber conseguido tres mayorías absolutas consecutivas para los laboristas (1997, 2001 y 2005), aseguró que «el laborismo tiene todas posibilidades de triunfar. Pero tendremos más éxito (...) si nos centramos en la política». Blair hizo estas declaraciones durante una visita a un centro de salud de Londres en el que se tomó la tensión.

Aún más moreno de lo habitual aunque con aspecto un poco envejecido, Blair fue interrogado sobre si Brown fracasó a la hora de transmitir su mensaje en los tres debates electorales televisados. «No creo que haya fracasado en absoluto. Si la gente mira y escucha realmente la sustancia, verá a alguien que está completamente por encima de sus actos», respondió el político laborista.

Blair criticó que, vista desde fuera, la campaña parece reducirse a debates por televisión y a quién sube o baja en los sondeos. El ex premier dijo que no cree en las encuestas y afirmó que los laboristas podrían incluso lograr su cuarta victoria consecutiva en las urnas.

Por su parte, Brown prometió que luchará «hasta el último segundo de la campaña», porque, añadió, «el tiempo de los debates ha terminado y el tiempo de las decisiones ha comenzado». El primer ministro, que durante diez años fue ministro de Economía de Blair, insistió en que no lucha por él sino «por el futuro del país».

Mientras, el favorito de las encuestas, el conservador Cameron, se negó a lanzar las campanas al vuelo, pese a que incluso el propio Brown reconoció el jueves por la noche que es muy probable que sea él quien gane. «Sé que si las cosas siguen como están, quizá en ocho días David Cameron, quizá apoyado por Nick Clegg, estará en el cargo», fueron sus palabras.

Cameron recordó que todavía hay «millones de personas que están decidiendo» a quién votar y explicó que es a ellos a los que quiere persuadir. Preguntado por la reaparición de Blair, consideró que «es magnífico que esté de vuelta en el país. Es una de las pocas personas que realmente pueden hacer que haya otro Gobierno laborista», opinó.