Oviedo, Luis MUÑIZ

El primer ministro británico, Gordon Brown, se ofreció ayer a dimitir al frente del laborismo para facilitar un pacto con los liberales demócratas de Nick Clegg. En una inesperada una declaración ante el número 10 de Downing Street, Brown explicó que, si se alcanza ese acuerdo «progresista», seguirá temporalmente como jefe de Gobierno hasta que, el próximo mes de septiembre, el congreso de los laboristas elija a su sucesor, una elección en la que, afirmó, él no apoyará a ningún candidato. Entonces -pero eso no lo dijo- renunciará también como «premier».

Brown quiso dejar claro que su oferta respondía a la petición de entablar «negociaciones formales» hecha poco antes por el líder de los liberales. «El señor Clegg me acaba de informar de que, aunque tiene la intención de mantener el diálogo iniciado con los conservadores, ahora desea mantener negociaciones formales con el Partido Laborista», explicó Brown, según informa «Efe».

El primer ministro británico justificó su decisión por «el interés de la nación», pero es sabido que su renuncia fue una de las condiciones que Clegg puso, ya durante la campaña electoral, para abrir negociaciones con los laboristas.

En un comunicado, el líder liberal demócrata confirmó el inicio de conversaciones oficiales entre su partido y el laborista, basadas en el objetivo de lograr un Ejecutivo «que dure». Según Clegg, «a la luz» de los acontecimientos, «lo único responsable es abrir negociaciones» con la formación de Gordon Brown, a pesar de que ésta tenga menos escaños que los conservadores (306 frente a 258), «para asegurar un acuerdo estable», informa «Europa Press».

El comunicado de Nick Clegg daba claramente a entender que las conversaciones con los conservadores estaban a punto de fracasar. Además, el anuncio de negociaciones con los laboristas podía leerse como un intento de presionar a los de David Cameron para que aceptaran su exigencia de reformar el sistema electoral.

Y así fue. Dos horas después, los «tories» respondieron a los movimientos de Brown y Clegg con una oferta en firme: un referéndum sobre los cambios que los «lib dem» exigen para que haya un nuevo Gobierno estable en el Reino Unido. Un «esfuerzo extra», como lo definió el «número dos» de los conservadores, William Hague, que admitió: «La situación ha cambiado».

«Ofrecemos a los liberales demócratas, en un Gobierno de coalición, la celebración de un referéndum sobre el sistema alternativo de votación para que la gente de este país pueda decidir», explicó Hague, quien, sin embargo, añadió que los de Nick Clegg «tienen que tomar una decisión urgente» sobre a quién piensan respaldar, según informa «Efe».

Sin embargo, puede que la oferta de los «tories» no sea suficiente ya para los liberales, pues lo que los laboristas les ofrecen es más tentador si cabe: reforma electoral, sí, pero garantizada por ley, sin necesidad de convocar un referéndum.

Londres / Oviedo

El anuncio de Gordon Brown de que renuncia al liderazgo del laborismo abre una lucha por el poder en el seno del partido. Entre los candidatos que baraja la prensa británica y que se mencionan como posibles sucesores figuran dos hermanos: el titular de Exteriores, David Miliband, y el ministro del Medio Ambiente, Ed Miliband.

El primero tiene en contra el que hubiese vacilado en 2008 y 2009 en lanzar un abierto desafío a Brown, como le animaban a hacer algunos laboristas, mientras que el segundo hasta ahora no ha expresado su interés en una lucha política fratricida.

Otro de las candidatos más fuertes es, según la prensa, Ed Balls, ministro para la Escuela y la Infancia y las Familias, asesor e íntimo de Brown, pero al que se le atribuye un carácter desabrido que no le hace popular entre muchos afiliados.

Está también Harriet Harman, la actual «número dos», que asumiría el cargo al menos mientras se elige a un nuevo líder, y el veterano Alan Johnson, una figura de consenso.