El nuevo primer ministro británico, David Cameron, prometió hoy un Gobierno que se regirá por tres principios clave -"la libertad, la justicia y la responsabilidad"- y que tendrá como objetivo principal dar al Reino Unido "un liderazgo estable".

El conservador Cameron ofreció su primera conferencia de prensa, junto a su viceprimer ministro, el liberaldemócrata Nick Clegg, en los jardines del número 10 de Downing Street e hizo una declaración en la que aseguró que el Gobierno de coalición tiene "una agenda compartida".

"Tenemos no sólo un nuevo Gobierno, sino también una nueva política en la que el interés nacional está por encima del interés de los partidos", declaró Cameron antes de dar la palabra a Clegg.

El líder liberaldemócrata destacó que el nuevo Gobierno "será duradero", pese a las diferencias entre ambas formaciones, porque están unidas en el propósito de tener un Ejecutivo estable.

"Hasta hoy éramos rivales y ahora somos colegas, y eso es algo que dice mucho sobre esta nueva política", manifestó Clegg.

Ambos líderes escenificaron la unidad del recién nacido Gobierno de coalición, el primero del Reino Unido desde la II Guerra Mundial, llegando juntos a la rueda de prensa en una charla desenfadada por los jardines de la residencia oficial del primer ministro, que raramente han sido utilizados para encuentros con la prensa.

Cameron no escatimó adjetivos para describir el momento político que vive el Reino Unido y declaró que el Gobierno de alianza representa un cambio de proporciones "históricas y sísmicas" y que su labor tiene vocación de "largo plazo".

Destacó que el nombramiento de seis liberaldemócratas en el Gobierno, incluido Clegg, es "la señal de la fortaleza y la profundidad de la coalición" y la muestra de "nuestra determinación sincera de trabajar juntos de manera constructiva para que esta coalición funcione por el bien del interés nacional".

"Tenemos la determinación compartida de afrontar los desafíos que tiene el país: salvaguardar nuestra seguridad nacional y apoyar a nuestras tropas en el exterior, confrontar la crisis de la deuda, reparar nuestro sistema político y construir una sociedad más fuerte", declaró el nuevo primer ministro y líder "tory".

Recordó en este sentido que hoy se dieron a conocer las nuevas cifras de desempleo, que se situaron en el nivel más alto desde 1994, y señaló que representan "otro síntoma del coste de los errores económicos cometidos durante la última década".

"Nos damos cuenta de que no vamos a solucionar esos problemas de la noche al día", reconoció Cameron, quien advirtió de las dificultades pendientes, dado que "ningún Gobierno en tiempos modernos se ha encontrado con una herencia económica tan terrible".

Clegg destacó que la sociedad británica sigue sufriendo "demasiada injusticia e inequidad", pero al mismo tiempo subrayó que "en un momento de enormes dificultades como el actual nuestro país necesita un Gobierno estable y sólido".

"Era necesario un Gobierno ambicioso, decidido a trabajar incansablemente por un futuro mejor", añadió el líder liberaldemócrata, quien admitió que la opción del Gobierno de coalición representa "un riesgo" que el tiempo calibrará.

No obstante, se mostró convencido de que "este Gobierno durará, pese a sus diferencias, porque estamos unidos en un propósito común en el trabajo que queremos hacer juntos en los próximos cinco años".

"Nuestra ambición es sencilla, pero profunda. Nuestra ambición es poner en las manos de la gente, las familias y las comunidades el poder real y las oportunidades, con el objetivo de cambiar para mejor sus vidas y de cambiar para mejor nuestro país", señaló.

"Para mí, en esto consiste el liberalismo, en garantizar que todo el mundo tiene la oportunidad, sin importar quiénes sean ni de dónde vengan, para ser la persona que quieren ser y vivir las vidas que quieren vivir", agregó el líder liberaldemócrata.

Ambos dirigentes se mostraron relajados e incluso intercambiaron bromas, como cuando un periodista le recordó a Cameron que en una ocasión manifestó que Clegg era su chiste favorito.

Clegg le preguntó si eso era cierto y Cameron le contestó que se temía que sí, tras lo cual el líder liberaldemócrata hizo el amago de irse y el primer ministro le reclamó riéndose que volviera.