Los partidos británicos confían en resolver las negociaciones para la formación del futuro Gobierno en las próximas 24 horas, después de que el proceso a dos que mantenían conservadores y liberaldemócratas se ampliase a un tercer participante con la irrupción de los laboristas, que ya tienen abierta una vía oficial de diálogo con la tercera fuerza tras el atasco de las conversaciones entre ésta y los 'tories' y, sobre todo, el anunció de retirada del primer ministro, Gordon Brown.

Cinco días después de las elecciones, los ciudadanos ignoran todavía la composición de su próximo Ejecutivo y, lo que es más, de sellarse una alianza entre laboristas y liberaldemócratas, la duda se extiende a quién se mudará a Downing Street en los próximos meses. La marcha de Brown abre la sucesión en el partido y, con ella, el nombramiento de un segundo 'premier' consecutivo sin pasar por el refrendo de las urnas, tras la cesión del testigo protagonizada en 2007 por Tony Blair y su, hasta entonces, titular de Finanzas.

Sin embargo, la incógnita se mantendría por el momento, ya que, según acordó el Gabinete, el elegido no se decidirá hasta que concluyan las negociaciones para el nuevo Ejecutivo. El ministro de Exteriores, David Miliband, uno de los probables aspirantes a la sucesión, anunció que no habrá declaración de candidatos hasta que esté garantizada la estabilidad institucional. Por ahora, la vicelíder laborista, Harriet Harman, ya se ha autodescartado para la carrera.

Tras la jornada dramática de ayer, los liberaldemócratas estuvieron reunidos en Westminster hasta primeras horas de la madrugada para evaluar el nuevo escenario. Sus 57 diputados suponen la llave del próximo Ejecutivo, pero su líder, Nick Clegg, necesita la aprobación de al menos tres cuartos de su grupo parlamentario para cerrar cualquier acuerdo.

No obstante, el partido ya habría calificado la jornada de hoy como la "hora de la verdad" para decidir entre los dos grandes que, hasta ahora, se habían venido alternando casi ininterrumpidamente la hegemonía de poder desde la II Guerra Mundial. El Parlamento sin mayorías absolutas que dejaron los comicios del 6 de mayo, el primero desde 1974, ha puesto a prueba el tradicional bipartidismo británico.