Partidarios del derrocado presidente kirguís, Kurmanbek Bakiyev, tomaron ayer las sedes de los gobiernos regionales de Osh, Jalalabad y Batken, en el sur de, país, así como el aeropuerto de Osh. El Gobierno interino aseguró que estos incidentes suponen un intento de golpe de Estado y acusó a los partidarios de Bakiyev de estar reuniendo fuerzas en el sur del país para hacerse con el poder. Bakiyev no hizo ninguna declaración desde su autoexilio de Bielorrusia.