Seúl, Agencias

Un torpedo lanzado por un submarino de Corea del Norte hundió hace dos meses una corbeta surcoreana, la «Cheonan», y causó 46 muertos, según el informe oficial divulgado ayer por Seúl, que ha prometido una respuesta «firme» y consensuada con la comunidad internacional.

Al término de una investigación que ha durado varias semanas, un equipo de expertos de cinco países concluyó que hay pruebas «abrumadoras» contra el régimen comunista de Pyongyang, que ha negado su responsabilidad y califica el informe de «charada».

El hundimiento del buque de guerra es el incidente más grave entre ambos países desde 1987, cuando Corea del Norte hizo estallar una bomba en un avión surcoreano de pasajeros que acabó con 115 vidas.

El Gobierno surcoreano parece inclinarse por la vía diplomática en su respuesta al suceso, mientras Corea del Norte, con su habitual retórica, ha amenazado con la «guerra» en caso de ser castigada.

La principal prueba contra el régimen norcoreano es un fragmento de torpedo hallado en el lugar del hundimiento, que tiene grabado un número escrito con caracteres usados por Pyongyang.

EE UU, el principal aliado de Seúl, consideró el hundimiento de la corbeta «un acto de agresión» de Pyongyang, y «un desafío a la paz y seguridad internacionales».

La intención de Seúl es llevar el ataque al Consejo de Seguridad de la ONU y buscar sanciones contra su vecino del Norte. Sin embargo, China, único aliado de Pyongyang y con poder de veto, pidió contención a las partes tras el «desafortunado incidente».