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-¿Se trataba de quitar la tierra a los campesinos?

-Sí. Una condición de las AUC para desmovilizarse fue la restitución de tierras a los campesinos. Según denuncian los paramilitares no se está produciendo.

-Se habla de 4,5 millones de desplazados, 2,4 bajo Uribe.

-No son desplazados, son desterrados, exiliados forzados a los que se expulsa de sus tierras por el nivel de violencia generado. La violencia puede producirse en tierras que sean corredores de paso para el Ejército o los paramilitares. Éste es el aspecto banal. La mayoría de las veces lo que hay detrás son grandes proyectos empresariales o la voluntad de explotar grandes riquezas naturales.

-¿Por ejemplo?

-En 2004, el 93% de la palma para biodiesel estaba plantada de modo ilegal en territorios comunales de afrocolombianos desterrados en 1998 y 1999 mediante operativos militares.

-¿La desmovilización de las AUC ha sido efectiva?

-Según el Gobierno, los paramilitares ya no están activos y sus jefes han sido extraditados a EE UU, acusados de narcotráfico. Según organizaciones sociales, la extradición pretende que no revelen los motivos de su actuación. La OEA reconoce que la desmovilización no funciona bien. Las estructuras paramilitares políticas, sociales y económicas siguen: se cambia a una gente por otra. Y las víctimas tienen gran dificultad para cobrar las ayudas.

-¿Siguen matando?

-Estos días han muerto varios líderes comunitarios que trabajaban en la restitución de tierras. La ONU expresa su preocupación por lo que el Gobierno califica de «bandas emergentes». Tienen distintos nombres, pero siguen.

-¿Qué hay de las relaciones entre Ejército y paramilitares?

--La ONU y AI han revelado muchos nexos, confirmados por testimonios judiciales de desmovilizados.