Pese a esta situación, los ciudadanos ven en Santos la posibilidad de continuar con las políticas de seguridad democrática que han permitido a Uribe hacer frente al conflicto armado que por décadas ha hecho de Colombia un país inestable en el que los grupos armados, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), han tomado el control de algunas regiones.

Pero a diferencia de comicios anteriores, en esta ocasión los colombianos irán a las urnas pensando en las promesas de índole social que han hecho los candidatos para lograr una mayor inclusión, reducción de la pobreza, mejoras económicas y acabar con la corrupción que en los últimos meses ha sido protagonista de varias controversias.

El candidato que llegue a la Casa de Nariño asumirá un país con un nivel de pobreza que se ubica por encima del 45 por ciento, según cifras oficiales. El desempleo urbano, otra de las principales preocupaciones de los ciudadanos, supera el 12 por ciento, mientras que el sector de la salud enfrenta una de sus peores crisis por la falta de recursos.

Otro de los desafíos será mejorar las relaciones internaciones, especialmente, con países vecinos como Ecuador y Venezuela. Tanto Santos como Mockus se han comprometido a mantener buenas relaciones con el Gobierno de Hugo Chávez, aunque dejando siempre claro que no permitirán que se inmiscuya en los asuntos internos de Colombia.

Un político forjado

Santos es un político conocido en el país por su participación en los gobiernos de los ex presidentes Andrés Pastrana, como ministro de Hacienda; de César Gaviria, como ministro de Comercio Exterior; y en el de Álvaro Uribe, su padrino político, como ministro de Defensa.

Este último ha sido el cargo más controvertido de este economista de 58 años, con elementos a su favor, como la larga lista de detenciones de miembros de las FARC; y otros en contra, como su autorización al bombardeo de un campamento de la guerrilla en Ecuador en marzo de 2008. Esta operación desencadenó una crisis diplomática con este país que apenas ha empezado a resolverse.

El buque insignia de Santos en esta campaña ha sido su apuesta por la continuidad de la Política de Seguridad Democrática de Uribe que, en los últimos años y gracias al apoyo de Estados Unidos, ha conseguido diezmar a la guerrilla y los grupos paramilitares que operan en el país.

Sin embargo, embargo, para contener el empuje de la 'oleada verde', el candidato del oficialismo ha presentado un importante programa de desarrollo económico, basado en la inversión privada. Santos ha prometido volcar los posibles beneficios de este crecimiento en un programa social de lucha contra el desempleo, en un país cuyo nivel de paro se sitúa en el 12,3 por ciento, el más elevado de la región.