Oviedo, Eugenio FUENTES / Agencias

Todas las alarmas se dispararon ayer en las principales cancillerías del mundo tras chocar los ejércitos de Israel y Líbano en la línea fronteriza común, en el sector patrullado por los «cascos azules» españoles, en el que hay un fuerte despliegue de soldados libaneses.

El incidente, el de mayor gravedad desde la guerra que enfrentó a Israel con los guerrilleros libaneses de Hezbolá en 2006 -hace estos días cuatro años- causó la muerte de cuatro personas, abatidas a tiros. Se trata de un teniente coronel israelí, dos soldados libaneses y un periodista de esta misma nacionalidad. Además, un capitán israelí se encuentra muy grave y al menos otras seis personas fueron heridas.

Los choques, que duraron varias horas, se desataron cuando soldados israelíes procedían a podar varios árboles situados en lo que se conoce como valla o cerca técnica. Instalada por Israel, está ubicada metros al sur de la polémica «línea azul», trazada por Naciones Unidas para señalar la frontera cuando los soldados israelíes se retiraron del sur de Líbano en mayo del año 2000 después de casi 20 años de ocupación. Líbano estima que su territorio se extiende hasta la valla técnica.

La actuación de los soldados israelíes, que se encontraban cerca de la localidad fronteriza libanesa de Adeisseh, degeneró en un enfrentamiento armado entre soldados de ambos países. Unos y otros efectuaron disparos al aire y luego cruzaron ráfagas.

La situación, sin embargo, se agravó trágicamente cuando las fuerzas hebreas dispararon diez obuses de mortero y uno de ellos impactó en una posición del Ejército de Líbano. Además, los israelíes efectuaron disparos desde tanques y un helicóptero. Anoche, el área parecía haber recobrado su calma, aunque cientos de civiles libaneses protestaban en la frontera por lo que calificaban de incursión israelí.

El jefe del sector Este de las fuerzas de Naciones Unidas (FINUL), el general español Juan Gómez de Salazar, que se desplazó a Adeisseh para inspeccionar el puesto libanés bombardeado, anunció una investigación inmediata. «Hay que esperar los resultados», explicó a Efe el general español, quien reveló que los «cascos azules» españoles estaban en contacto con las partes desde el lunes, sabedores de la disputa en torno a los árboles.

Tras los enfrentamientos, que provocaron una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, que pidió contención a las partes, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó al Gobierno de Líbano de ser el responsable «directo» de la «provocación» y advirtió de que el Ejército hebreo responderá a cualquier agresión que represente una violación del alto el fuego acordado tras el conflicto de 2006.

Desde Beirut, las autoridades libanesas instaron a la comunidad internacional a ejercer presión sobre Israel para que «cese sus agresiones contra el Líbano y respete la resolución 1701» del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin a la guerra de 2006. El Alto Consejo de Defensa libanés anunció que hará frente a la «agresión» israelí «con todos los medios y cueste lo que cueste en sacrificios».

Los milicianos chiitas de Hezbolá añadieron, por su parte, que no permanecerán pasivos si Israel ataca al Ejército libanés. «La mano israelí que ataque al Ejército libanés será cortada», dijo su líder, Hasan Nasralá, en un vídeo dirigido a sus seguidores.

Nasralá denunció que, desde que terminó el conflicto armado de 2006, Israel ha cometido 7.000 violaciones de la resolución del Consejo de Seguridad que marcó la suspensión de las hostilidades y, añadió, «en todo el mundo no se ha movido ni un dedo por eso».

En el exterior, además de las llamadas de la ONU a evitar una escalada militar, EE UU se mostró «extremadamente preocupado» y pidió «máxima contención» a ambas partes. A juicio de Washington, la región «ya tiene suficiente tensión como está. Lo último que queremos es que este incidente se convierta en algo más significativo», advirtió un portavoz del departamento de Estado norteamericano.

La Alta Representante de la UE para la Política Exterior y la Seguridad Común, Catherine Ashton, afirmó, por su parte, que «se deben dar pasos en las dos partes de la frontera para prevenir una tensión mayor o cualquier forma de violencia».

La «línea azul», trazada en 2000 por la ONU, suscita de continuo diferencias entre Israel y Líbano. Naciones Unidas ha admitido siempre que se trata sólo de una línea técnica para comprobar la retirada israelí de Líbano, pero no la considera una frontera propiamente dicha.

La delimitación internacional del Líbano, subraya un informe de la ONU, es «una cuestión que deben realizar los estados en conformidad con el derecho internacional y su práctica». Para complicar aún más la situación, tras la guerra de 2006, algunas zonas de la «línea azul» fueron borradas y los «cascos azules» de la FINUL tuvieron que volver a marcarla.