Moscú / Oviedo

Moscú se ha convertido en la ciudad de la niebla ácida como consecuencia de los numerosos incendios forestales desatados en su región. Rusia sufre la peor oleada de incendios en montes de los últimos cuarenta años. En la capital, el humo ha obligado a desviar decenas de vuelos y a tomar medidas de prevención extraordinarias, como el traslado de misiles y otras piezas de artillería a zonas más seguras.

Además, las autoridades han aconsejado a los 10,5 millones de habitantes de la ciudad, que tienen que salir a la calle con mascarillas para protegerse del humo, que permanezcan en sus casas en la medida en que les sea posible.

Los aeropuertos moscovitas de Domodédovo y Vnúkovo tuvieron que rechazar más de 40 vuelos, que fueron desviados al de Sheremétevo, mientras otra veintena de aviones no pudieron despegar, informaron las autoridades aeroportuarias.

La visibilidad en Domodédovo era ayer de 350 metros, en Vnúkovo no superaba los 300, mientras en Sheremétevo empeoró según avanzaba la jornada hasta reducirse a tan sólo 500 metros, según la agencia oficial RIA-Nóvosti.

El aumento del número de incendios de turba en la región durante las últimas horas, que asciende a 27 según el Ministerio de Situaciones de Emergencia, ha hecho que el intenso olor a quemado haya llegado incluso al metro. Según el Departamento de Protección Ambiental del Ayuntamiento de Moscú, la concentración de sustancias nocivas en la atmósfera supera en 3 o 4 veces los niveles máximos que establecen las normas sanitarias.

Rusia vive la mayor ola de calor que se recuerda, con temperaturas que rondan desde hace semanas los 40 grados en la parte europea del país, donde no llueve desde principios de junio. Además, los incendios forestales se han cobrado la vida ya de 50 personas, arrasado más de 700.000 hectáreas de bosques y destruido más de 10 millones de hectáreas de cultivos, por lo que el Gobierno anunció el jueves la suspensión de las exportaciones de grano hasta finales de año, lo que ha disparado los precios del trigo ruso en los mercados de futuros.

En cuanto a la situación del armamento en la región moscovita, el ministerio de Defensa anunció la evacuación de todos los arsenales de misiles y artillería del distrito militar de Moscú.

Las autoridades castrenses tomaron esta decisión después de que el presidente ruso, Dmitri Medvédev, destituyera a varios altos cargos de la Armada por el incendio que la semana pasada arrasó numerosas instalaciones de una base situada en Kolomna, a las afueras de Moscú.

El incendio en la base arrasó su estado mayor, el departamento financiero, 13 depósitos con equipos de aviación, 17 aparcamientos al aire libre con vehículos militares y dos talleres mecánicos.

Otro de los peligros que se ciernen sobre Rusia a consecuencia de la ola de incendios es el de la contaminación nuclear. El ministerio de Emergencias indicó que el calor de las llamas en la región de Bryansk -que ya padece contaminación nuclear desde la catástrofe de Chernobyl, hace más de 20 años- podría liberar a la atmósfera partículas radiactivas dañinas. «Los radionucleidos podrían alcanzar [el aire] junto con una combustión de partículas, lo que derivaría en una zona contaminada», explicó el departamento.