Oviedo, L. MUÑIZ / Agencias

Cuatro israelíes murieron ayer asesinados a tiros en Hebrón, en un ataque reivindicado por las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, una milicia ligada al partido del presidente palestino, Mahmud Abás, y también por las Brigadas de Azedín Al-Qasam, vinculadas a Hamás, y con el que se buscaba sabotear el relanzamiento del proceso de paz, que debe arrancar mañana en Washington.

Al cierre de esta edición, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se encontraba aún volando hacia la capital estadounidense, pero, según medios locales, ya había sido informado del ataque por el ministro de Defensa, Ehud Barak.

A falta de una reacción oficial, funcionarios del Gobierno hebreo declararon bajo condición de anonimato al diario «Yediot Aharonot» que Israel no suspenderá las conversaciones con los palestinos. Sin embargo, el Consejo de asentamientos de Judea y Samaria llamó al primer ministro a regresar inmediatamente a Israel y no participar en las negociaciones.

Dos mujeres y dos hombres del asentamiento judío de Bet Hagay, en Hebrón, murieron al anochecer de ayer tiroteados cuando salían de una carretera principal en Cisjordania y entraban en un cruce con dirección a la colonia de Kiriat Arba.

Las Brigadas de Al Aqsa se atribuyeron el ataque, sin hacer mención alguna al inminente comienzo de las negociaciones, las primeras cara a cara en 20 meses y que, ya antes del ataque, eran vistas entre el escepticismo y el pesimismo por ambas partes, así como por la mayoría de los analistas.

La Brigadas de Al Aqsa están formadas en su gran mayoría por milicianos que ideológicamente se identifican con el partido Al Fatah de Abás, quien ya llegó ayer a Washington para el relanzamiento del proceso de paz con Israel.

Poco después del asesinato de los israelíes, Fauzi Barhoum, portavoz del movimiento islamista Hamás, dijo que el ataque había sido la «respuesta natural de la resistencia palestina a los crímenes del enemigo». Hamás rechaza las conversaciones.

Bajo los auspicios del presidente norteamericano, Barack Obama, Netanyahu y Abás tienen previsto dar el pistoletazo de salida al nuevo proceso de paz este jueves. Pero ayer, antes de volar hacia Washington, ambos trazaron objetivos y líneas rojas.

Así, el «premier» israelí dejó claro que el diálogo no progresará si no se reconoce a Israel como estado nacional del pueblo judío, si no se pone fin definitivo al conflicto y a las reclamaciones a su país y sin el establecimiento de medidas que garanticen la seguridad del Estado.

Sin embargo, dejó en el aire la cuestión de si prorrogará la moratoria a la construcción en los asentamientos judíos en Cisjordania, que expira el 26 de septiembre.

Por su parte, Abás ha reiterado que no tolerará que se reanude la construcción en las colonias, aunque se ignora si estará dispuesto a aceptar un acuerdo tácito por el que Israel no anuncie la paralización pero que en la práctica no autorice más edificaciones.

Los palestinos quieren un acuerdo que pase por el establecimiento de un Estado sobre las fronteras de 1967, con Jerusalén Este como capital, y una solución justa sobre la cuestión de los refugiados.