Oviedo, J. L. SALINAS

«Japón vive un Apocalipsis. La situación solo está en manos de Dios». Esta afirmación casi bíblica la lanzó esta semana el comisario europeo de Energía, el alemán Günther Oettinger, perteneciente al partido democristiano de Angela Merkel. De primeras, muchos se creyeron sus palabras alentados por el cargo de quien provenían y por las imágenes que se recibían de los reactores nucleares de la central de Fukushima (Japón). Pero Oettinger se pasó de frenada y aseguró que las pruebas de resistencia que la Unión Europea tiene previsto llevar a cabo en las centrales nucleares del Viejo Continente «mostrarán que no todas las nucleares responden a las normas de seguridad más estrictas».

Algunos de sus colaboradores confesaron en la prensa germana que las palabras de Oettinger sobre la situación en Japón y las plantas europeas «no provenían de información privilegiada, sino de lo que leyó en los periódicos».

Los principales reproches le llegaron al germano por la vía francesa, el país europeo con más centrales nucleares (tiene 23). El ministro galo de Energía, Eric Besson, aseguró sentirse «sorprendido» y «escandalizado» por las palabras del comisario europeo que, aseguró, «lleva a inquietar a los ciudadanos y a sembrar el descrédito sobre la industria nuclear». Y apuntó: «Afirmar sin pruebas que algunos reactores no pasarán las pruebas de seguridad en el momento en que pretenden organizarse esos tests es, como mínimo, sorprendente». También indignó a más gente. El director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), Yukiya Amano, afirmó que «no es el momento de decir que las cosas están fuera de control, se está haciendo todo lo posible».

Esta no es la primera polémica en la que entra Oettinger como un elefante en una cacharrería. En su país ya era conocido por los problemas de gestión que tenía en la región (land) que presidía, Baden-Wurtemberg, y por las loas que dedicaba a otro político local, Hans Filibinger, como luchador contra el nazismo, cuando en realidad era conocido por todo lo contrario. Un telegrama de la Embajada de EE UU, filtrado por Wikileaks, describe su nombramiento en la UE como «la patada hacia arriba de un gobernador en decadencia».