Ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, hoy visita España

Rabat, J. L. NAVAZO

El ministro de Exteriores marroquí, Saadedin al Otmani, visita hoy España en su primer viaje oficial a Europa. Mantendrá un encuentro con su homólogo español, José Manuel García-Margallo, y será recibido por el Rey y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Al Otmani, que preside el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), cree en la relación de amistad y vecindad de España y Marruecos, y considera que con diálogo entre las partes y las «cartas encima de la mesa» se pueden superar todas las desavenencias. Incluso opina que el «escollo» de Ceuta y Melilla «no debe ser problema para avanzar en otras muchas cuestiones».

-No para de viajar...

-Es mi obligación, hablar, dialogar. Mi Gobierno mantiene la tradicional orientación diplomática de Marruecos, pero cada vez más adaptada a un mundo globalizado. De hecho, buscamos una relación equilibrada con la UE y EE UU, además del mundo árabe y musulmán, África y China. Turquía está ofreciendo un modelo interesante y, contando incluso con España, pienso que debemos prestar más atención a América del Sur. Fue muy fructífero el encuentro en Túnez, con Argelia creo que hemos avanzado y en breve quizás podamos superar escollos pendientes.

-Conoce nuestro país desde 2005, y España es el primer país europeo que visitará oficialmente.

-Además de ser nuestro segundo socio comercial, con España nos unen la geografía y siglos de una rica historia compartida. Además, el primer viaje de cada nuevo presidente español es siempre a Marruecos. Al menos, por mi parte, he intentado corresponder. Lo que está muy claro es que, pese a lógicas diferencias como vecinos, España y Marruecos comparten riesgos y alternativas comunes, nuestra alianza estratégica está muy por encima de desavenencias puntuales.

-¿El primer viaje a Europa del jefe del Gobierno marroquí, Abdelilah Benkiran, será también a España?

-Inch'Alah! («¡Si Dios quiere!»).

-¿Qué le parece ser recibido por el Rey? No es lo usual.

-Es, sin duda, un gran honor para mí y para mi país. Recuerdo también que Sus Majestades Mohamed VI y el Rey Juan Carlos tienen casi una relación familiar, muy afectiva y estrecha, entre ellos.

-El Magreb está en ebullición, y pronto volverá la primavera. ¿Cómo ve a Marruecos en el contexto de las revueltas árabes?

-Usted ha podido verlo, aquí hay una libertad notable para manifestarse, como el 20 de febrero en Rabat; pero el pueblo marroquí es maduro, nadie quiere volver al pasado y, bajo el impulso de Su Majestad el rey Mohamed VI, con su discurso del 9 de marzo, el país ha encarado una batería de respuestas cuya aplicación, lógicamente, lleva un tiempo: hay una nueva Constitución, aprobada por un amplio consenso, y hubo unas elecciones libres en las que nosotros, el PJD, resultamos claros vencedores. La Monarquía marroquí no ha sido nunca puesta en entredicho. El gran reto para el desarrollo del país es dar salida a la problemática social y consolidar una clase media, la mejor garantía para la estabilidad.

-Una de sus prioridades es impulsar la Unión del Magreb Árabe, pero buena parte del Magreb es, en gran medida, bereber, amazigh. ¿No ayudaría hablar solo de una Unión del Magreb o Magrebí, a imitación de la UE?

-Es una pregunta interesante, pero el problema es más político y económico que semántico. Para construir juntos, todos los países del Magreb debemos ceder un poco en nuestros derechos, como han hecho ustedes en Europa. Es cuestión de tiempo. La realidad amazigh se está abriendo camino en Marruecos.

-Usted es de origen beréber y francófono, pero intuyo que parece sentirse más a gusto en España que en Francia.

-Sí, mi familia es amazigh y ésta es una de las señales de mi triple identidad, junto a la islámica y la marroquí. Francia es un gran país y el primer socio de Marruecos, aunque yo siento un gran afecto por España y siempre que he viajado allí me he encontrado como en casa. También pesan en la balanza las raíces comunes, España y Marruecos son países que se complementan, estamos uno al lado del otro, debemos encarar el siglo XXI marchando juntos.

-En España hay más de 1,1 millones de musulmanes, el 90 por ciento de ellos, marroquíes, y un buen puñado aún sin regularizar. ¿Se le ocurre alguna idea?

-Lamentablemente, y junto a millones de españoles, el paro ha prendido en ellos y muchos se están repatriando. Sabemos y agradecemos que 180.000 emigrantes marroquíes gocen de ayudas sociales, máxime en un momento de recesión tan duro para España. También ha ayudado la política subvencionada del «retorno voluntario». Algo debemos estudiar.

-¿Es el suyo un país seguro, incluso jurídicamente, para la inversión española?

-Siempre hay cosas que mejorar, pero el empresariado español debe saber que es muy bien recibido en Marruecos. También nos está golpeando la crisis mundial, pero nuestra economía mantiene un buen ritmo de crecimiento y Marruecos es un Estado de derecho y ofrece muchas oportunidades. Hay ya centenares de empresas españolas en mi país, que han contribuido a generar más de 15.000 empleos, eso es muy importante para nosotros. Y vamos a cuidarlo e impulsarlo.

-España tiene un alto interés en el acuerdo pesquero, a la vez que muestra ciertas reticencias al acuerdo agrícola. ¿Se pueden compaginar ambos intereses?

-Hay que hablarlo todo. Recuerdo que en un contexto de nuestras relaciones un tanto complicado, cuando la crisis del «Prestige», Mohamed VI invitó a los pesqueros gallegos a faenar en nuestras aguas. Debemos buscar un equilibrio, beneficioso para ambas partes. Eso es lo justo.

-¿Qué les diría a los españoles sobre el Sahara Occidental?

-Las Provincias del Sur están tan ancladas en nuestro sistema administrativo territorial como Andalucía o Navarra para ustedes. La propuesta marroquí de autonomía es muy amplia. Además, la región es cada vez más inestable, ahí está el preocupante terrorismo del Sahel, con europeos y españoles secuestrados por organizaciones satélite de Al Qaeda en el Magreb islámico. Por otro lado, cada vez más tribus saharauis están volviendo a Marruecos, lo de Tinduf es un drama humano y sin futuro a medio plazo, ¡también ha habido Primavera Árabe y revueltas juveniles en el seno del Polisario! Marruecos nunca ha asesinado a ciudadanos españoles, el Frente Polisario, como usted sabe, sí, ametralló incluso pesqueros.

-¿Y la histórica reclamación marroquí sobre Ceuta y Melilla?

-Ceuta y Melilla es una reivindicación histórica marroquí, que confiamos resolver con el tiempo y en el marco de una buena amistad, y, desde luego, ese escollo no debe ser problema para avanzar en otras muchas cuestiones.

-... Pero sólo en 2011 forzaron la entrada en Ceuta desde Marruecos 1.250 emigrantes clandestinos, más del doble que en 2010.

-Puede haber situaciones locales que en un momento dado se desborden, pero me consta que desde finales de 2011 Marruecos ha implementado notablemente las medidas de seguridad en el perímetro fronterizo. Hacen falta más efectivos humanos uniformados y estamos buscando la forma de que se establezcan permanentemente en la zona.

-¿Es el terrorismo islamista una amenaza para Marruecos y los países occidentales?

-Yo no lo definiría exactamente como «islamista», emplearía más bien el términos «terrorismo global». El Islam está contra el terrorismo y condena sin paliativos el asesinato de mujeres, niños y civiles. Sin duda pueden cometer aún actos terroristas en varios lugares, pero nunca conseguirán su objetivo.

-Se habla de «soluciones imaginativas» para algunos contenciosos pendientes entre los dos países. ¿Se le ocurre alguna?

-Debemos coordinar conjuntamente la lucha contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, el crimen organizado y el terrorismo. Debemos encarar la problemática de estos fenómenos lacerantes con amplitud de miras y sin reservas, hoy en día un país solo se ve impotente para abordarlos. Nuestra vecindad nos obliga a implementar políticas comunes. La geografía nos ha puesto de vecinos, tenemos profundos lazos históricos, y marroquíes y españoles estamos «obligados» a cooperar lealmente. ¿Problemas comunes?? Es la vida, y entre vecinos siempre hay problemas. Debemos hablar, poniendo ambas partes, como ustedes dicen, las cartas encima de la mesa.

-¿Qué espera Marruecos de España?

-Como dijo el presidente Rajoy en su investidura, hay que consolidar un «partenariado» privilegiado y reforzar nuestro tratado de amistad y cooperación, que expira dentro de unos meses. Por lo demás, ambos países ocupan una posición geoestratégica formidable, de importancia mundial: España es la puerta de Europa para Marruecos y Marruecos la entrada de África. Debemos gestionar con inteligencia éstas oportunidades, además de consolidar la estabilidad en la ribera sur del Mediterráneo. La estabilidad del norte de Europa también depende de ello.

-El Partido de la Justicia y el Desarrollo, que usted preside, ¿tiene más empatía con el PP o con el PSOE?

-Por sus raíces religiosas cristianas y su política liberal, nos encontramos ideológicamente más a gusto con los populares españoles. El PJD es una especie de «democracia cristiana» pero en el campo musulmán. Además, qué voy a decirle, el presidente Rajoy también usa barba como el presidente Benkiran y yo mismo, algo ya nos une?