Oviedo / Damasco / El Cairo,

L. MUÑIZ / Agencias

La guerra civil en que se ha convertido la revuelta siria llegó ayer a Alepo, la segunda ciudad del país -que hasta ahora sólo había registrado algunos disturbios-, en la forma de dos atentados contra sendas sedes de las fuerzas de seguridad que se tradujeron en una nueva sangría: 28 muertos y 235 heridos.

Mientras tanto, en la asediada Homs, a medio camino entre la norteña Alepo y la sureña Damasco, seguían los bombardeos por séptimo día consecutivo, con el resultado de otros 11 muertos. En otros puntos del país perecieron ayer otras 24 personas, según los comités de coordinación local.

El Ejército Libre Sirio (ELS), formado por desertores, se apresuró a reivindicar los atentados de Alepo y a considerarlos una respuesta a los bombardeos sobre Homs, donde, tras casi una semana de asedio, los fallecidos se cuentan por centenares y la situación humanitaria está al borde del colapso.

Por vía telefónica desde Turquía, el comandante en jefe del ELS, el coronel Riad al Asad, confirmó a «Efe» la autoría de los ataques y explicó que sus hombres se coordinaron con desertores que trabajaban en los dos edificios de las fuerzas de seguridad para cometer los atentados.

Sin embargo, menos de dos horas después, Malek Kurdi, «número dos» del ELS, dijo a la misma agencia en El Cairo que el Ejército de desertores no había perpetrado los atentados y que sólo era responsable de un ataque previo con armas ligeras y lanzagranadas, que son las únicas que los combatientes rebeldes afirman poseer. Con ellas, se supone, hicieron frente hace dos semanas al Ejército regular en los suburbios de Damasco, donde resistieron durante varios días.

Kurdi fue aún más allá y culpó al régimen de las explosiones, como ya hiciera en diciembre y en enero, cuando dos atentados que las autoridades de Damasco llegaron a atribuir a Al Qaeda dejaron un saldo de decenas de muertos. Según Kurdi, el régimen preparó y ejecutó el doble atentado «para cubrir sus crímenes en otras ciudades. Nuestros grupos», añadió, «no tienen la logística para llevar a cabo un ataque de esa magnitud».

Las explosiones de ayer tuvieron como objetivo una sede de la Agencia de Inteligencia de la Policía Militar, en el barrio de Nuevo Alepo, y un edificio de las fuerzas antidisturbios, situado en la zona de Al Sajur, precisó la televisión oficial, que describió a los atacantes como «terroristas suicidas».

Entre tanto, simpatizantes alauíes y detractores suníes del régimen sirio se enfrentaron a tiros en la ciudad de Trípoli (Líbano). Al menos dos personas resultaron heridos.