El Cairo, Efe

Preocupados por la situación económica, la mayoría de los cairotas desoyó ayer los llamamientos a la huelga general y optaron por acudir a sus trabajos, justo un año después de la renuncia del presidente Hosni Mubarak, que pasó el día ante un tribunal.

La normalidad fue la nota predominante en el centro de El Cairo y en el distrito de Guiza, donde la mayoría de los comercios abrieron como cualquier otro sábado en esta jornada de desobediencia civil, convocada por grupos revolucionarios, sindicatos y estudiantes contra la junta militar.

Había convocadas concentraciones en la plaza de Tahrir, pero por allí sólo pululaban algunos de sus personajes habituales. Sí hubo manifestaciones, aunque modestas, en la Universidad.

Mientras, el jefe del Estado Mayor Conjunto de EE UU, Martin Dempsey, se reunió en El Cairo con el líder de la junta militar, Husein Tantaui, para rebajar la tensión por el arresto de 43 trabajadores -entre ellos 19 estadounidenses- de varias ONG.