Túnez, Agencias

La primera cumbre de los países Amigos de Siria se saldó ayer en Túnez con desunión, decepción del principal grupo de la oposición, el Consejo Nacional Sirio (CNS), y ninguna medida concreta para armar o ayudar militarmente a quienes combaten desde hace casi un año al régimen de Bachar al Asad.

«La conferencia no ha respondido a las aspiraciones del pueblo sirio», dijo el líder del CNS, Burhan Ghalioun, quien había propuesto la formación de un Gobierno interino «descentralizado», cuando Al Asad renuncie a su cargo, y el reconocimiento de la identidad nacional de los kurdos sirios.

El CNS fue reconocido como interlocutor legítimo por Francia, Reino Unidos y, en general, por los representantes de los todos los países que acudieron ayer a la capital tunecina, pero no con carácter exclusivo, como ocurrió con el Consejo Nacional de Transición (CNT) libio.

La desunión fue palpable. Por un lado, países como Arabia Saudí y Qatar abogan por armar a la oposición siria, y el segundo y Túnez, incluso, por una intervención armada. Sin embargo, Occidente y Turquía siguen apostando -al menos públicamente- por incrementar la dureza de las sanciones y abrir corredores humanitarios para socorrer a la población de ciudades como Homs, que padecen un duro asedio desde hace días.

Ayer, precisamente, la Media Luna Roja siria logró entrar en el barrio de Baba Amro de esa ciudad para evacuar a los heridos, entre ellos dos periodistas extranjeros, informaron fuentes opositoras.

La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, anunció que los países Amigos de Siria habían acordado aumentar la presión contra Al Asad para que deje el poder, aunque no precisó cómo. El grupo condenó con dureza la represión de las fuerzas del régimen contra los manifestantes, pero se limitó a «registrar» la petición de la Liga Árabe de formar una fuerza conjunta con la ONU, que nombró a su ex secretario general Kofi Annan enviado especial.