Jerusalén, Reuters

El «premier» de Israel, Benjamin Netanyahu, aclaró ayer que el hipotético ataque contra Irán con el que amenaza su Gobierno desde hace meses no llegará «en cuestión de días o semanas», aunque tampoco será «cuestión de años».

«No estoy con un cronómetro en la mano», ironizó Netanyahu, que acaba de regresar de una visita a Washington, donde el presidente norteamericano, Barack Obama, dijo que Washington siempre protegerá «las espaldas» a Israel y que tiene «todas las opciones» sobre la mesa, aunque luego pidió a sus rivales republicanos que no hagan sonar los tambores de guerra.

Netanyahu dijo ayer que su país «será feliz si todo se resuelve de forma pacífica» e «Irán decide interrumpir su programa nuclear», pero exigió a las autoridades iraníes que desmantelen la planta de Qom y pongan fin al enriquecimiento de uranio.

De su lado, el régimen de los ayatolás denunció la retórica belicista contra su país y las amenazas de atacar sus instalaciones nucleares por parte de Israel, que considera una violación de la Carta de Naciones Unidas y el Estatuto de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

La postura de Israel demuestra, según Teherán, que el Estado judío ignora todos los compromisos internacionales y «no presta atención a las demandas de sus aliados, entre ellos EE UU.