Damasco / El Cairo, Efe

El enviado de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, finalizó ayer su misión en el país árabe sin mover un ápice la posición de Damasco, pero declarándose «optimista», mientras las tropas del régimen intensificaron el asedio a la ciudad rebelde de Idleb.

Tras reunirse por segunda vez con el presidente sirio Bachar al Asad, Annan abandonó la capital con esperanzas de que se van a dar avances para resolver la crisis que sacude Siria desde hace casi un año y que, según la ONU, ha causado más de 7.500 muertos.

«Va a ser duro y difícil, pero debemos tener esperanza», dijo a la prensa Annan, quien aseguró que es optimista «por varias razones».

Para el mediador internacional, que se entrevistó durante su estancia con líderes de la oposición interna, hay un deseo general de paz en la población siria, por lo que es «importante que la crisis no degenere aún más».

En su breve comparecencia ante la prensa, Annan explicó que presentó a Al Asad propuestas concretas «que tendrán un impacto real sobre el terreno y ayudarán a poner en marcha el proceso para salir de la crisis». Su optimismo contrasta con la negativa que le expresó el sábado Al Asad a cesar la represión mientras haya «grupos terroristas que trabajan para sembrar el caos y la inestabilidad en el país».

Y es que la presencia del enviado no logró evitar que la campaña represiva continuara en el país, donde, según los grupos opositores, ayer murieron más de 30 personas.

En esta jornada, las tropas leales al régimen de Damasco centraron su ofensiva militar contra la ciudad septentrional de Idleb, cerca de la frontera con Turquía.