Oviedo / Viena,

L. MUÑIZ / Agencias

La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) anunció ayer que ha llegado a un principio de acuerdo con Irán para resolver las dudas del organismo sobre la naturaleza del programa nuclear de Teherán. El director de la Agencia, Yukiya Amano, no concretó los detalles del acuerdo ni precisó en qué fecha se firmará, pero garantizó que permitirá el acceso de los inspectores de la ONU a la base de Parchín, donde los servicios de inteligencia occidentales -entre ellos, el de EE UU- sospechan que el régimen trabaja para fabricar bombas atómicas.

Este nuevo movimiento en la partida de ajedrez que juegan desde hace años Irán y las potencias occidentales llega un día antes de que los negociadores de Teherán y los representantes del Grupo 5+1 (EE UU, Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania) celebren un crucial encuentro en Bagdad que, por primera vez, no tiene visos de terminar en un completo fracaso.

Los analistas especulaban ayer con la posibilidad de que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania tengan hoy algún tipo de gesto con Irán para corresponder al suyo de dejar entrar a los inspectores en Parchín. Sin embargo, no parece que ese gesto de la comunidad internacional pueda consistir o siquiera rozar el levantamiento de las sanciones impuestas al régimen de los ayatolás, que es a lo que éste aspira.

De hecho, el Senado de EE UU, país que es el principal promotor de esa política de sanciones, aprobó a última hora del lunes un nuevo paquete, centrado en los sectores financiero y petrolero. La propuesta de los demócratas fue rechazada la semana pasada por los republicanos, que no se avinieron a apoyarla hasta que los primeros aceptaron que en el texto figurase, de manera explícita, la posibilidad del uso de la fuerza.

El acuerdo anunciado ayer por Amano es fruto de su visita de un día a Teherán, donde se reunió con el negociador de temas nucleares iraní, Said Jalili. «Se ha tomado la decisión con Jalili de firmar un acuerdo. Siguen existiendo algunas diferencias pero no serán un obstáculo», afirmó el director de la AIEA después de aterrizar en Viena.

Por su parte, Jalili, ya en Bagdad, dijo que su país desea que la cita de hoy «suponga un paso relevante en la senda hacia el logro de una solución a los problemas vinculados al programa nuclear iraní».

Otros actores fueron mucho más escépticos y pusieron en guardia al Grupo 5+1 sobre las maniobras de Teherán. Así, el representante de EE UU en la AIEA, Robert Wood, pero, sobre todo, Israel. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, pidió a Occidente que no se deje engañar por Irán y que exija la retirada de todo el uranio enriquecido que obra en su poder.

Con todo, el escepticismo de Netanyahu y de varios de sus ministros contrasta vivamente con sus posiciones de hace apenas dos meses, cuando Tel Aviv hacía sonar a diario los tambores de guerra y ya se barajaban fechas para una acción militar israelí contra Irán. El cambio de postura de Israel sólo puede provenir de la influencia de Washington, que nunca vio con buenos ojos las belicosas intenciones de su aliado.