Oviedo / Islamabad,

L. M. S. / Agencias

Malala Yusufzai, de 14 años, recibió el martes dos disparos de los talibanes por defender el derecho de las niñas pakistaníes a ir a la escuela. No la obligación, como en el mundo civilizado, sino el derecho, al parecer aún no conquistado. Así son las cosas en el valle del Swat, donde Malala vive y los extremistas islámicos siguen sembrando el terror pese a haber sido expulsados por el Ejército en 2009.

Ese mismo año, la niña inició una colaboración con la cadena pública británica BBC: un blog en urdu en el que contaba cómo era la vida en los pueblos y ciudades del valle del Swat, en el extremo norte de Pakistán, bajo la plaga talibana.

En una de ellas, Mingora, Malala fue tiroteada el martes. La niña volvía de hacer unos exámenes en la escuela. Iba con dos condiscípulas en un coche. «Dos hombres detuvieron el vehículo, preguntaron quién era Malala y le dispararon a ella y a sus colegas», relató ayer a «Efe» un cargo policial de Swat, Wazir Badsha.

Nadie ha sido arrestado aún por la agresión, pero Malala fue ingresada en un hospital de la región y ya ha sido operada con éxito. En una intervención que duró tres horas, los médicos le extrajeron una de las dos balas que recibió: la que se le había alojado en el cuello, cerca de la médula espinal.

Los médicos han aconsejado que sea trasladada fuera del país para proporcionarle mejor tratamiento y varios medios afirman que será llevada a Dubai en cuanto el equipo facultativo lo autorice. Sus dos amigas también fueron heridas, aunque su estado no reviste gravedad.

Malala escribía su blog bajo seudónimo, pero su identidad acabó desvelándose. Aquella osadía y la de su familia, que la animó a seguir yendo a la escuela pese a la prohibición de los integristas, le valió varias amenazas del grupo talibán local, dirigido por el «maulana» (maestro) Fazlula.

Esas amenazas se materializaron el martes. Los talibanes reivindicaron el ataque en un extenso comunicado enviado a medios locales en el que afirmaban: «Malala fue atacada por su papel pionero en la prédica del secularismo y de la llamada ilustración moderada».

El texto, firmado por el portavoz de los talibanes agrupados bajo las siglas TTP, Ensanula Ehsan, recurre a pasajes del Corán para justificar el ataque y dice que matar a Malala era una «obligación bajo la "sharia" (ley islámica)». El ataque ha tenido un enorme impacto en el país, donde Yusufzai recibió en 2011 el Premio Nacional de la Paz.

«El futuro de Pakistán pertenece a Malala y a las jóvenes valientes como ella. La historia no recordará a los cobardes que intentaron matarla en la escuela», dijo a través de Twitter la representante de EE UU en la ONU, Susan Rice.

El jefe del Ejército de Pakistán, el general Ashfaq Kayani, tachó de «cobardes» a los autores del atentado. «Han demostrado una y otra vez el poco respeto que tienen por la vida humana y lo bajo que pueden llegar a caer en su cruel ambición por imponer su retorcida ideología», añadió el militar.

El padre de la niña, Ziaudin Yusufzai, reconoció ayer que Malala había recibido amenazas, pero que él y su esposa habían rechazado la oferta de las autoridades de poner una escolta a la escolar. «No queríamos que fuese al colegio rodeada de guardaespaldas. No podría recibir su educación libremente», afirmó.

«Nunca imaginé que pudiera suceder esto, porque Malala es una joven inocente», prosiguió su padre. «Cada vez que se recibían amenazas, sus parientes y amigos le decían que tenía que tener cuidado, pero Malala nunca tuvo miedo».

La jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, se declaró «espantada» por el «vil» atentado y reclamó protección para la niña. «El coraje de la joven Malala y el principio que defiende la han convertido en una fuente de admiración para todos nosotros», dijo Ashton.