La familia de Miguel Pajares, el religioso toledano de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios que va a ser repatriado desde Liberia tras infectarse con virus del Ébola, confía en que pueda recuperarse gracias a los medios sanitarios con los que cuenta España.

Así lo han indicado a Efe sus dos hermanos, Emilio y Feliciano Pajares, que esperan con impaciencia en el pequeño municipio de La Iglesuela a que el sacerdote infectado de ébola sea traído a España por el Airbus A310 del 45 Grupo de Ejército del Aire medicalizado, que vuela a Liberia para su repatriación.

Feliciano Pajares, de 79 años, se ha mostrado "muy esperanzado" con su repatriación, porque "los medios españoles no son los mismos que en África".

A su vez, Emilio Pajares, de 68 años, ha confiado en que una vez que llegue a España "pueda salir adelante", aunque aún no saben si podrán visitarlo cuando llegue.

"Tendremos que esperar hasta que esté estabilizado y nos garanticen si puede ser o no, por los riesgos de contagio de la enfermedad", ha añadido Emilio Pajares.

Sus hermanos han explicado que, según han podido conocer a través de Juan Ciudad ONGD, el religioso está "animado" por su regreso.

Han valorado también la preocupación del Gobierno de España y de los medios de comunicación para conseguir su repatriación, acordada ayer en una reunión celebrada, a través de videoconferencia, con responsables de Protección Civil Europea, en la que participaron representantes de los Ministerios de Defensa, Interior y Sanidad.

Los hermanos del religioso, han explicado que Miguel Pajares entró en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios con 12 años y, desde entonces, "ha dedicado su vida a ayudar a quienes lo necesitan".

Estudió enfermería, después se ordenó sacerdote y ha estado 18 años de misiones en distintos países, entre ellos, Irlanda, Ghana o Liberia, donde ha pasado los últimos siete años en el hospital San José de Monrovia.

El religioso visitó por última vez su pueblo natal el pasado junio y tenía previsto volver a España a finales de este mes o a principios de septiembre para quedarse donde le destinaran y continuar su labor porque, según Feliciano, "siempre ha dicho que hay que hacer obras buenas por los demás".

Llega a EEUU la segunda paciente con ébola

El avión que ha trasladado a la misionera estadounidense contagiada de ébola en Liberia, Nancy Writebol, aterrizó este martes en la Base Aérea de Dobbins, cerca de la ciudad de Atlanta, en el sur de Estados Unidos.

Writebol, de 59 años, será trasladada a una sala aislada del Hospital Universitario de Emory, en Atlanta, donde está internado desde el sábado pasado el médico Kent Brantly, también infectado de ébola en Liberia, uno de los cuatro países de África Occidental más afectados por este brote.

El área de aislamiento de ese centro médico de Atlanta, donde tiene su sede la agencia estadounidense de Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), fue especialmente diseñada para tratar enfermedades muy contagiosas.

Antes de aterrizar en Atlanta sobre las 11.15 hora local (15.15 GMT), el avión ambulancia que trasladó a Writebol hizo una escala técnica en Bangor, en el estado noroccidental estadounidense de Maine, para repostar.

El avión en que ha sido trasladada tiene una zona de aislamiento con capacidad para una única persona, por lo que tuvo que regresar a Liberia para trasladar a Writebol después de dejar a Brantly en el centro médico de Atlánta el sábado.

La Base Aérea Dobbins estuvo sometida hoy a importantes medidas de seguridad, en las que ha participado el Buró Federal de Investigaciones (FBI), para recibir a la enfermera de Carolina del Norte, cuyo estado de salud ha mejorado en los últimos días.

Tanto Brantly, de 33 años, como Writebol han experimentado una importante mejoría después de que se les administrara un suero experimental, que hasta ahora solo había sido probado en monos.

Los dos estadounidenses se contagiaron de la enfermedad mientras trabajaban como voluntarios en el tratamiento de pacientes con ébola para la organización Samaritan's Purse en Liberia.

Desde que inició el brote en África Occidental en marzo pasado, han muerto 887 personas de los 1.603 casos confirmados hasta el 1 de agosto, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).