La jornada de ayer registró los primeros indicios de fisuras entre Francia y Reino Unido en la crisis desencadenada por las oleadas de inmigrantes indocumentados que desde el pasado lunes se abalanzan cada noche sobre los accesos al Eurotúnel en la localidad gala de Calais. En la noche del jueves al viernes, un millar de personas intentaron de nuevo el acceso a las instalaciones, con la intención de alcanzar el territorio británico.

Francia "no puede actuar sola", subrayó el presidente galo, François Hollande, el mismo día en que su primer ministro, Manuel Valls, insistió en la importancia de que las autoridades británicas "estén a la altura". París ha desplegado 140 efectivos policiales adicionales en la zona.

Casi en total simultaneidad con las quejas francesas, el primer ministro británico, David Cameron, tomó su primera iniciativa destacable desde el inicio del conflicto, al convocar un gabinete de crisis. El jueves, Cameron se había limitado a advertir que "la plaga" de inmigrantes no logrará entrar en territorio británico, expresión que ayer le valió duras críticas dentro y fuera del Reino Unido.

La reunión de ayer del gabinete de crisis se celebró después de que varios políticos británicos, con el xenófobo líder del UKIP Nigel Farage a la cabeza, pidieran que se movilice el Ejército para reforzar los controles fronterizos. Tras el encuentro con sus ministros, Cameron anunció que el Reino Unido enviará "más perros adiestrados, más vallas y más asistencia" para ayudar a las autoridades galas a reforzar la seguridad en Calais. El premier británico admitió que la situación en Calais es "inaceptable" y reconoció que las autoridades de Londres deben "trabajar más a fondo" para encontrarle una solución.

"Sabemos que es un asunto complicado, que lo seguirá siendo durante todo el verano y que tenemos que trabajar mucho más para solucionarlo", afirmó Cameron, quien a última hora de la tarde mantuvo una conversación telefónica con Hollande.