El ala radical de Syriza, el partido izquierdista del primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha recibido de uñas el acuerdo alcanzado el martes entre Atenas y los acreedores para un tercer rescate de la economía del país, por importe de unos 86.000 millones de euros y que incluye unos recortes equivalentes al 4% o el 5% del PIB. La facción opuesta a Tsipras se compone de unos 30 de los 149 diputados de Syriza y en sus filas figura la presidenta del Parlamento Zoé Konstandopulu.

Dado que el rescate cuenta con amplio respaldo de la oposición -exceptuados los comunistas y los neonazis-, se da por sentado que saldrá adelante en la votación prevista para esta noche o la próxima madrugada. Mañana, viernes, el Eurogrupo deberá tomar una "decisión política" sobre el texto, que ayer suscitó algunas demandas de precisiones alemanas sobre el papel del FMI en el rescate y sobre el alcance de las privatizaciones previstas.

Sin embargo, la militancia de la presidenta del Parlamento en las filas radicales ha supuesto un revés para Tsipras, ya que, aunque los borradores fueron puestos ayer a disposición de la Cámara, Konstandopulu ha estirado los plazos al máximo. Así, la reunión de grupos para decidir si se suspenden las vacaciones estivales de los legisladores se celebró anoche, lo que ha obligado a retrasar hasta hoy, jueves, el debate en comisión y, como mínimo, aplazará la votación a esta medianoche.

Ayer se conocieron nuevos aspectos del documento pactado entre el Gobierno de Tsipras y el cuarteto de acreedores (Comisión Europea, BCE, FMI y Mecanismo Europeo de Estabilidad). Destaca la dureza de los ajustes y de las reformas en campos como pensiones y privatizaciones, aunque el calendario de superávit primario exigido (sin servicio de la deuda) es más favorable que en anteriores planes, pues, en vista de la mala coyuntura económica griega, admite un déficit primario del 0,5% para 2015.

Grecia deberá acelerar las privatizaciones de puertos, aeropuertos regionales y operador de la red de energía, para alcanzar ingresos de 6.400 millones hasta 2017. Cabe destacar que antes de la llegada al poder de Tsipras, el pasado febrero, los catorce aeropuertos del país ya habían sido asignados a la empresa alemana Fraport, gestora del aeropuerto de Fráncfort.

El acuerdo quedó bloqueado en febrero pero ahora la asignación se mantiene, a la vez que Atenas se compromete a dar "pasos irreversibles" antes de octubre en la privatización del operador de la red de energía y en la fijación de fechas para "ofertas vinculantes" sobre la privatización de puertos.