"Todas las primaveras árabes han dejado paisajes peores a los que existían previamente en los países en los que se produjeron, menos en Egipto", reflexiona Hamdi Zaki, egiptólogo y exconsejero de Turismo del Gobierno de Hosni Mubarak para España y Portugal que denuncia sin tapujos los intereses de Estados Unidos por debilitar al mundo árabe en un contexto marcado ahora por las negociaciones para el entendimiento entre Washington y Teherán, la inauguración el pasado día 6 de la faraónica ampliación del Canal de Suez, la crueldad del Estado Islámico y la condena a muerte de Saif al Islam Gadafi, hijo del fallecido dictador derrocado durante las revueltas de 2011 tras más de 40 años en el poder.

Zaki, elegido por el Instituto de Estudios del Antiguo Egipcio como uno de los personajes más destacados del siglo XX junto a la cantante Um Kalsum, el premio Nobel de Literatura de 1988 Naguib Mahfuz, el actor Omar Sharif, el arqueólogo Zahi Hawas y el químico Ahmed Zuel, defiende la seguridad de su país gobernado desde el 8 de junio de 2014 por el mariscal Abdelafatah al Sisi, al que agradece haber aplastado "el fanatismo" de los Hermanos Musulmanes que presidieron Egipto durante tan sólo un año y de quien niega que llegase a la Presidencia de Egipto a través de un golpe de Estado.

Nacido en Al Mansura, en el delta del Nilo, en 1954, Hamdi Zaki se remonta a la época del presidente Gamal Abdel Nasser y a la nacionalización en 1956 del Canal de Suez, que une el Mar Mediterráneo con el Rojo, para afirmar que hay una estrategia estadounidense para enfrentar a "musulmanes contra musulmanes", respaldada, asegura, por Francia, Inglaterra e Israel, siempre alerta en este corredor marítimo cuya ampliación fue celebrada por todo lo alto el pasado día 6. "En esas fechas, España fue de los únicos países que se alió con Egipto", reconoce este egiptólogo que vive entre Madrid y El Cairo y que se declara un ferviente admirador de la cultura española.

"Ahora vemos de nuevo cómo Washington negocia con Teherán en otra maniobra para enfrentar a los musulmanes" ya divididos entre los grupos suníes que lidera Arabia Saudí y las monarquías del Golfo y los chiítas de la República Islámica de Irán, se queja.

Experto en los misterios del joven faraón Tutankhamon, Hamdi Zaki no duda en elogiar la "generosidad" de Hosni Mubarak, quien renunció a la Presidencia tras más de 30 años en el poder ante las protestas multitudinarias que pedían su marcha y que llenaron la plaza Tahrir de El Cairo. "¡Claro que era un dictador!", concede el egiptólogo, "pero al menos vivimos 30 años en paz en una situación de estabilidad política que además garantizaba la seguridad de la zona" por las relaciones que mantenía Mubarak con Estados Unidos e Israel.

La victoria en las elecciones posteriores a este derrocamiento fue para los Hermanos Musulmanes en unos comicios en los que el 50 por ciento de la población no acudió a votar. Mohamed Morsi se hizo entonces con el poder durante poco más de un año y ahora se encuentra encarcelado con una condena a pena de muerte, tras el golpe dado por el Ejército. "Podemos reconocer que los Hermanos Musulmanes son personas menos proclives a la corrupción, pero no dejan de ser fanáticos empeñados en mezclar la religión con la política", se lamenta poco antes de señalar que la verdadera primavera árabe de Egipto no se produjo en 2011 con la caída de Mubarak, sino el 30 de junio de 2013, cuando Al Sisi "escuchó el clamor de 30 millones de egipcios" y echó a los Hermanos Musulmanes del poder.

"A ojos occidentales este proceso puede parecer un golpe de Estado, pero no es así porque el mariscal, después de derrocar a Morsi, dejó el Ejército y se presentó a unas elecciones que ganó", añade Zaki, convencido de que Al Sisi ha dado al traste con los intereses de las potencias que "querían dividir" Egipto y que plantará cara sin contemplaciones a la amenaza de los radicales del Estado Islámico que ya han mostrado su cara más cruel en el país de los faraones al asesinar en una playa libia a 30 cristianos egipcios y que ejecuta y graba sin compasión alguna a los extranjeros que secuestra.

A pesar de este terror, el egiptólogo anima a los españoles a visitar su país y tacha de "exageradas y malintencionadas" las noticias que periódicamente vinculan la violencia con Egipto. "El nuestro es un pueblo hospitalario que ha huido siempre de la guerra y que ha sido fundamental en las negociaciones entre israelíes y palestinos", prosigue al referirse a la enconada crisis de Oriente Medio.

Egipto quiere un mundo en paz, "pero donde no sean los israelíes ciudadanos de primera y los palestinos de segunda", avisa, al tiempo que aboga por que Israel devuelva Jerusalén a los palestinos.