Rusia delimitó ayer su nueva frontera en el mar de Ojotsk (Océano Pacífico), lo que le permitió ganar con el beneplácito de la ONU otros 52.000 kilómetros cuadrados de plataforma continental, ricos en pesca e hidrocarburos.

Así lo anunció el primer ministro, Dmitri Medvedev, durante su visita a la isla de Iturup, la más grande en el archipiélago de las Kuriles, que separan el mar de Ojotsk del resto del Pacífico. Moscú volvió a provocar ayer la ira del Gobierno nipón, que presentó una protesta por esta visita a las islas cuya soberanía reclama Tokio.

"¿Qué significa esto? Que podemos dedicarnos a gestionar nuestra plataforma marina con sus grandes fuentes de materias primas y recursos energéticos", destacó. Según los expertos, bajo el mar de Ojotsk hay miles de millones de toneladas de crudo y gas.

Moscú quiere utilizar el caso del Ojotsk, que ahora se ha convertido en un mar interior ruso, como precedente en sus reclamaciones de 1,2 millones de kilómetros cuadrados en el Ártico, donde se han topado con la oposición del resto de potencias de la zona, como EE UU, Noruega y Canadá, una zona donde los expertos creen que se concentra la cuarta parte de las reservas mundiales de hidrocarburos.