La Fiscalía de Ecuador ha elevado de nuevo, hasta los 570, el número de víctimas mortales causadas por el terremoto de magnitud 7,8 grados que sacudió el pasado sábado el país sudamericano y que ha dejado miles de damnificados.

El Ministerio Público ha confirmado el hallazgo de 570 cuerpos sin vida, de los cuales 526 han sido identificados y entregados a sus familiares --entre ellos trece ciudadanos extranjeros--. Otros 44 aún están en un proceso de verificación de identidad.

Además, hay 4.605 heridos y 107 desaparecidos, por lo que las autoridades no descartan que la cifra de muertos pueda aumentar según pasan las horas, al tiempo que se reducen las posibilidades de que los equipos de rescate encuentren a personas con vida bajo los escombros.

En este trágico contexto, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha dado por inaugurada la segunda etapa de respuesta al desastre natural, centrada en atender a los damnificados. Sobre el terreno hay 8.300 militares, 4.500 policías, 4.000 médicos y 1.500 voluntarios, a los que se suman 941 efectivos procedentes de una veintena de países.

Correa, que cifra en unos 3.000 millones de dólares las pérdidas provocadas por el seísmo, ha reiterado que "uno de los mayores problemas es la ayuda desorganizada", por lo que ha pedido a los voluntarios que contacten con los servicios de emergencia para saber "cuáles son los requerimientos" antes de actuar por su cuenta. "No sólo es necesario querer ayudar, hay que saber colaborar", ha sostenido.

La siguiente fase será hacer un balance de los inmuebles derribados y los daños estructurales causados en los que siguen en pie para planificar la reconstrucción. "Pero no nos engañemos, esto tomará años", ha advertido, debido a que en algunas zonas la destrucción ha alcanzado el 85 por ciento.