Los resultados del referéndum celebrado en el Reino Unido para decidir su futuro en la Unión Europea han acabado en el escenario conocido como Brexit. Los británicos han decidido abandonar la UE y los mercados europeos y mundiales deben comenzar a hacer frente a las consecuencias.

Sin una hoja de ruta conocida, Bruselas debe empezar a mover ficha y a controlar los efectos del abandono británico. Para ello, la Eurozona deberá tomar medidas urgentes para controlar la incertidumbre y la inestabilidad financiera que conllevará el Brexit.

Son muchos los expertos que prevén "un crack" de los mercados de divisas internacionales, tras la salida de Reino Unido de la UE.

En el terreno político, los líderes de la Unión Europea apostarán por la unidad. Para ello, las principales potencias europeas lanzarán mensajes e iniciativas conjuntas para hacer frente a la pérdida del gran referente británico. Además, intentarán evitar el efecto contagio en otros países miembros.

El domingo 26 de junio, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, presidirá una reunión de emergencia del colegio de comisarios, incluido el británico Jonathan Hill. La Comisión será la encargada de negociar el acuerdo de 'divorcio' entre Londres y Bruselas.

Responsables europeos insisten en que no hay un 'Plan B' para cuando el Reino Unido abandone la UE pero recordando los mismos desmentidos el verano pasado cuando se evitó por poco el 'Grexit', es decir la salida de Grecia por la crisis de deuda, hay quien habla de una 'Sala B', donde un equipo de 'bomberos' integrado por abogados y expertos de la UE estará preparado. "La idea es tener todo preparado para el lunes", ha explicado un funcionario.

David Cameron dará la cara ante la UE

El primer ministro británico tiene prevista una reunión con los 27 para la próxima semana. Los resultados del Brexit harán que David Cameron ponga en marcha el artículo 50 de la Constitución Europea. Se trata del que hace referencia a la salida de un estado miembro de la UE.

Con este panorama, Reino Unido dispondría de dos años para negociar su salida. Lo más probable es que Cameron, contrario al Brexit, apueste por un tono dialogante y conciliador para obtener unas buenas relaciones con Europa.