Theresa May, que se convertirá el miércoles en la primera ministra del Reino Unido y en la segunda mujer en la historia del país que ocupa ese cargo tras Margaret Thatcher, será la encargada de implementar el "brexit", la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

La que fue ministra de Interior desde 2010 sustituirá así a David Cameron como jefe del Ejecutivo británico -con mandato hasta 2020- después de que su única rival, Andrea Leadsom, se retirara de la carrera por liderar el Partido Conservador.

Calificada como "la nueva dama de hierro" y comparada con la alemana Angela Merkel, May es conocida por su mano dura y por posicionarse a favor de que el Reino Unido permaneciera en la UE, aunque mantuvo un perfil bajo durante la campaña del referéndum del 23 de junio.

Casada y de 59 años, la política dejó claro que su objetivo es unificar la formación conservadora, dividida entre quienes apoyaban o rechazaban la retirada británica del bloque europeo, así como a un país partido en dos por el ajustado resultado del referéndum.

A pesar de su postura durante la campaña, se ha mostrado dispuesta a respetar la voluntad de los ciudadanos: "Brexit significa brexit. No habrá un segundo referéndum ni habrá intentos por permanecer en la UE", garantizó.

Aseguró que no activará antes de finales de 2016 el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que hace efectiva la marcha del país de la Europa de los 28.

Entre los planes de May se encuentran "recuperar el control del número de europeos que entran" en el país, y no garantiza que los inmigrantes comunitarios que viven en el Reino Unido puedan quedarse en territorio británico una vez implementado el "brexit".

Los diputados "tories" la definen como "una mujer extremadamente difícil", que recibió alabanzas por deportar al clérigo radical Abu Qatada y por negarse a extraditar a EEUU al pirata informático Gary McKinnon, que accedió a los ordenadores del Pentágono.

Recibió criticas por su falta de carisma y por incumplir su promesa de reducir cada año en 100.000 el número de inmigrantes que hay en las islas británicas.

May evidenció su admiración por Margaret Thatcher, primera ministra británica entre 1979 y 1990, aunque remarcó que no tiene ningún modelo en política y que prefiere recorrer su propio camino.

Uno de los momentos por los que es recordada se remonta a 2002, cuando se convirtió en la primera presidenta del grupo de los conservadores y alertó a los "tories" de que eran vistos como un "partido desagradable", debido a su intolerancia con las minorías.

Considerada una de las voces modernizadoras de la formación, May respalda la igualdad de sexos y apoya el matrimonio entre homosexuales, aunque en 2002 votó en contra de concederles el derecho de adopción.

La futura primera ministra, cuyo padre era un vicario anglicano, nació el 1 de octubre de 1956 en Eastbourne (sur de Inglaterra) y se graduó en Geografía en la Universidad de Oxford.

Allí conoció a su marido, Philip May, con quien lleva casada 36 años, gracias a Benazir Bhutto, la asesinada ex primera ministra de Pakistán.

Tras su etapa como estudiante, trabajó durante seis años en el Banco de Inglaterra antes de ganar en 1997 su escaño como diputada en la circunscripción de Maidenhead.

Pronto se convirtió en una figura prominente del partido y desempeñó cargos en gabinetes "en la sombra" de Educación, Transporte, Cultura y Deportes entre 1999 y 2005, y después en 2009 y 2010 en el de Trabajo y Pensiones.

En las elecciones de mayo de 2010, duplicó en votos la mayoría necesaria para revalidar su puesto y David Cameron la nombró ministra de Interior y ministra para la Mujer e Igualdad, cargó este último que delegó en 2012.

May, que es fan del criquet y presume de tener más de 100 libros de cocina, se ha lamentado en diversas ocasiones de su incapacidad para tener hijos.

Precisamente sobre ese tema levantó polémica su contendiente Leadsom, secretaria de Estado de Energía, que sugirió que ser madre le otorgaba una mayor cualificación para liderar el país y hoy se retiró de la carrera por la sucesión de Cameron.