Empresas como Twitter, Spotify, Amazon, Netflix, Paypal, Reddit, Airbnb o el diario "The New York Times" comprobaron con pánico el viernes por la tarde cómo sus páginas web se quedaban colapsadas a causa de un ciberataque masivo, al igual que varios centenares de direcciones más. Se trata del incidente más grave de los últimos diez años y y afectó a unos mil millones de clientes en todo el mundo, aunque su alcance se limitó inicialmente a la Costa Este de Estados Unidos.

La agresión, que se prolongó durante unas once horas, se produjo en al menos tres oleadas y ha puesto en entredicho la capacidad de EE UU para garantizar la seguridad de sus redes informáticas. Los efectos también se sintieron en Europa, aunque con menor intensidad.

Los hackers, que según las autoridades estadounidenses no estarían trabajando para ningún Gobierno, lograron magnificar sus daños al emplear una táctica consistente en no atacar directamente las páginas de las empresas sino el servidor de su proveedor de servicio, el gestor de tráfico del que dependen. De ese modo, la capacidad de daño conseguida se multiplica exponencialmente, revelando, por otro lado, los peligros del exceso de concentración en determinados servidores.

En este caso, la víctima escogida fue Dyn, una empresa de gestión de flujos en internet cuyos servidores se encuentran en Nuevo Hampshire. El ataque, por lo demás, consistió en la típica denegación de servicio (DDoS), que se consigue cuando se lanzan simultáneamente miles -millones en este caso- de demandas sobre una página, bloqueándola.

El Gobierno estadounidense ha abierto una investigación por "actividad maliciosa", cuyos primeros resultados parecen indicar que no fue precios recurrir a aparatos muy sofisticados ya que resultaron suficientes cámaras y grabadores digitales para lanzar la operación.

Lo malo es que la agresión ha llegado en un momento en el que EE UU está especialmente sensibilizado frente a los ciberataques, a raíz de los sufridos por la campaña presidencial demócrata, de la que los seguidores de Hillary Clinton acusan a Rusia. De hecho, el presidente Obama anunció la pasada semana que su administración estudia una respuesta proporcionada a las violaciones en internet que, aseguró, está perpetrando Moscú.

"En este momento no tenemos información sobre quién pueda estar detrás", dijo, con todo, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, al establecer el balance de la agresión.

Los expertos alertaron ayer sobre la sorprendente escala del ataque, ya que apuntar a los conmutadores centrales que gestionan el tráfico de internet es algo sin precedentes. "Nunca habíamos visto un ataque diseñado para impactar en tantos sitios web", afirmó David Jones, director de ingeniería de ventas de la empresa Dynatrace. "Lo habitual es que estos ataques de denegación de servicio se centren en sitios individuales. Pero las direcciones DNS son como un listín telefónico. Es como si alguien ataca la compañía de teléfono y quema todos los listines a la vez", alertó Jones.

Hasta anoche nadie había reclamado aún la autoría del ataque. Un silencio que ha aumentado la incertidumbre sobre los motivos de los agresores.