El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, avisó ayer de que no respetará los derechos humanos en la lucha contra los rebeldes islamistas presentes en el sur del país ni contra los yihadistas de Siria e Irak que lleguen al archipiélago "una vez que sean expulsados de allí". "Hay una rebelión muy fuerte en Mindanao (sur de Filipinas), están secuestrando a gente prácticamente cada día", dijo Duterte para justificar su amenaza de luchar contra los rebeldes yihadistas sin contemplaciones.