Para el expresidente del Principado, Juan Luis Rodríguez-Vigil, el líder cubano era como el protagonista de la novela "El otoño del patriarca", de Gabriel García Márquez: "Un obseso del poder". Rodríguez-Vigil, que estuvo de visita oficial en Cuba en noviembre de 1991, asegura que conversó con Fidel Castro "más que cualquier otro español en aquella época". Según periodistas cubanos, la atención al político asturiano fue superior que la recibida por el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, que había estado en La Habana pocos días antes. "Hablamos de mil cosas: de ideología, de socialdemocracia, de economía... Y como yo no tenía nada que perder, dije lo que quise", afirma a LA NUEVA ESPAÑA.

En esa reunión, Fidel Castro mostró su "desbordante afición al poder". "Se consideraba un ingeniero social y se creía que tenía el derecho a conformar la moral y el comportamiento del pueblo cubano. Y como tal, así lo hacía", comenta. "Fue un personaje muy peculiar en todo los sentidos. Siempre fue un gran señor criollo". Para Rodríguez-Vigil, Castro ya "llevaba muerto diez años", agrega Rodríguez-Vigil. Según testigos de ese encuentro, los discursos de Vigil fueron cortos, casi telegráficos en algún caso, mientras que Castro aprovechó todas las oportunidades para hablar y hablar. Junto al expresidente viajaron alrededor de cincuenta empresarios del Principado, en representación de unas setenta empresas. Juan Luis Rodríguez-Vigil y Fidel Castro, que coincidieron en siete ocasiones durante los seis días que duró el viaje, suscribieron un acuerdo para intensificar las relaciones entre la región y el país caribeño.

Pero la calurosa llegada se tornó en fría despedida a consecuencia de una reunión mantenida entre Rodríguez-Vigil y representantes de la oposición horas antes de su regreso a España. Esa fue sin lugar a dudas, la causa del tímido adiós que las autoridades cubanas tuvieron para la delegación oficial del Principado. De hecho, una representante del grupo de la oposición cubano Criterio Alternativo, María Elena Cruz Varela, fue agredida y detenida un día después de que asistiera en La Habana a una entrevista con el ex presidente del Principado, a la que también acudieron otros tres disidentes. Los participantes en ese encuentro clandestino expresaron a Rodríguez-Vigil su temor a que se produjese una salida violenta a la democracia, alentada por las ansias de revancha de los grupos de la oposición que actuaban desde el exilio.

El viaje fue también muy polémico por "unos gastos asociados a servicios de protocolo, que sin nosotros saberlo, la Caja de Ahorros reservó", como explica el ex presidente del Gobierno de Asturias. "Ilegal no hubo nada, pero fue un poco desagradable porque hubo personas que se sobrepasaron en sus funciones. Así son las comedias asturianas locales", sentenció ayer.