El primer ministro italiano, el centroizquierdista Matteo Renzi, presentó ayer por la tarde su renuncia al presidente de la República, Sergio Mattarella, tal y como había anunciado a medianoche del domingo tras ser derrotada en las urnas su reforma constitucional. Sin embargo, a petición de Mattarella, Renzi seguirá en el puesto unos días más, por lo menos toda esta semana, hasta que el Senado apruebe los Presupuestos para 2017, cuyos objetivos de déficit están pactados con Bruselas.

Según los resultados definitivos del referéndum del domingo, el 59,11% de los votantes rechazó las reformas de Renzi, que fueron apoyadas por el 40,89%. La participación rondó el 65,5%, muy superior a la esperada. Las reformas, destinadas a reforzar el poder del Ejecutivo y a agilizar los trámites legislativos, rompían el bicameralismo pefecto dibujado en la Constitución de 1947, al convertir al Senado en una cámara de representación territorial, desprovista tanto de la iniciativa legislativa como de la capacidad para derribar al Gobierno. La potestad de disolver las cámaras seguía en manos del presidente de la República.

Junto a la neutralización del Senado, que dejaba de ser una cámara elegida por los ciudadanos, se ponía en marcha un proceso de recentralización marcado por la desaparición de las provincias y la devolución al Gobierno de Roma de determinadas competencias regionales y municipales. La reforma, aprobada en el Parlamento sin consenso, era rechazada por todo el arco político, incluido el ala izquierda del Partido Democrático (PD) de Renzi.

Tras conocerse resultados sin vuelta atrás del referéndum, tanto los secesionistas padanos de la Liga Norte (derecha xenófoba) como los populistas transversales del Movimiento 5 Estrellas (M5S) exigieron el adelanto de las elecciones, previstas para mayo de 2018, que sólo puede ser decidido por Mattarella.

El M5S de Beppe Grillo es considerado ahora mismo el partido con más posibilidades de imponerse en unos comicios adelantados, tras su intensa labor contra la reforma constitucional de Renzi. De hecho, ya fueron el primer partido en las elecciones de 2013, aunque la coalición del centroderecha y el centroizquierda les vedó el acceso al palacio Chigi, sede de la presidencia del Consejo.

Dado que no se ha producido cambio alguno en la relación de fuerzas parlamentarias, por lo que lo más probable es que al gabinete Renzi, de coalición entre el PD y la Nueva Centroderecha de Angelino Alfano, el antiguo "delfín" de Berlusconi, le suceda otro de iguales características para cuya presidencia suena con fuerza el todavía ministro de Economía, el técnico Pier Carlo Padoan. Otros nombres que se barajan son los del ministro de Cultura, Dario Franceschini; el de Infraestructuras, Graziano Delrio, o los presidentes de la Cámara de los Diputados y del Senado, Laura Boldrini y Pietro Grasso. La otra alternativa sería un gabinete compuesto por tecnócratas.

Cualquiera de los dos Ejecutivos tendría como misión sacar adelante una nueva ley electoral, ya que la aprobada en 2015 por Renzi, con el apoyo de Berlusconi, estaba sólo pensada para la Cámara de los Diputados y carece de sentido tras la derrota de la reforma. Se estima que una vez aprobada la nueva ley electoral, podrían adelantarse las elecciones. Forza Italia, el partido de Berlusconi, no figura entre los que han pedido el adelanto electoral, ya que se encuentra dividido y sin líder. El magnate está inhabilitado hasta 2019 y todavía no se ha resuelto su recurso anter el Tribunal de Estrasburgo.