El régimen castrista celebró ayer el 58.º aniversario del triunfo de la Revolución (1 de enero de 1959), el primero que no cuenta con la presencia de Fidel Castro, fallecido el pasado 25 de noviembre a los 90 años de edad.

La cúpula del Gobierno de la isla, encabezada por el presidente Raúl Castro, de 85 años, y representantes de sus principales organismos y de la sociedad civil, así como del cuerpo diplomático acreditado en el país, estuvieron presentes en un desfile militar, y también civil, en el que se vio asimismo a Dalia Soto del Valle, viuda de Castro, y a algunos de sus hijos.

La movilización se revistió de misiva soberanista hacia Washington, a 18 días de que tome posesión el nuevo presidente de EE UU, el republicano Donald Trump, abiertamente contrario a la política de acercamiento a La Habana impulsada por su antecesor, el demócrata Barack Obama.

El desfile estuvo dedicado a la memoria de Fidel Castro, pero también a la juventud, con la intención de lanzar un mensaje al mundo: Fidel "ha desaparecido físicamente" pero la Revolución permanece, con el relevo generacional asegurado. No por casualidad, porque nada lo es en la isla, el único discurso estuvo a cargo de la diputada Jennifer Bello, presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y miembro del Consejo de Estado.

La joven dirigente afirmó en su alocución que Cuba "no cederá en la defensa de sus principios revolucionarios y antiimperialistas" y que tampoco olvidará su historia y símbolos, ni renunciará a sus "compromisos".

Bello también aludió al proceso de normalización de relaciones entre Cuba y EE UU, y aseguró que la isla no dejará de reclamar el levantamiento del embargo que mantiene ese país, así como la devolución del territorio de la base naval de Guantánamo, en la que está instalado desde 2002 el polémico campo de internamiento que Obama prometió cerrar sin conseguirlo en sus ocho años de mandato. Estas palabras suponen la primera mención oficial que, en las últimas semanas, se hace desde Cuba al proceso de deshielo con EE UU, tras la elección de Donald Trump y la muerte de Fidel Castro.