Las previsiones de mejoría tras la investidura de Trump en la deteriorada relación bilateral de EE UU y Rusia se habrían convertido en realidad el pasado domingo en Siria. Moscú anunció ayer que dos aviones rusos y otros dos de la coalición internacional encabezada por el Pentágono bombardearon conjuntamente, por primera vez, posiciones del Estado Islámico en la zona de Al Bab, en la provincia de Alepo.

El bombardeo conjunto se habría producido después de que el mando ruso sobre el terreno hubiera recibido del mando estadounidense las coordenadas de los objetivos, "a través de la línea directa establecida con la coalición internacional". Los ataques alcanzaron a milicianos yihadistas y destruyeron depósitos de municiones y combustible. El anuncio ruso, que trascendió a media tarde, fue desmentido poco después por un portavoz del departamento de Defensa de EE UU (Pentágono), quien precisó que los canales de comunicación abiertos siguen igual que antes de la llegada de Trump a la presidencia del país y están orientados a evitar encontronazos entre los aparatos rusos y los de la coalición.

En la capital kazaja, Astaná, quedó ayer inaugurado el diálogo de paz previsto en los acuerdos de alto el fuego vigentes en Siria, que cuenta con Rusia y Turquía como garantes La primera jornada de conversaciones indirectas entre Damasco y los rebeldes se caracterizó por los cruces de acusaciones y estuvo ""llena de obstáculos", según fuentes de la oposición siria.

Entre tanto, en EE UU, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, explicó que el cierre de la versión en español de la web oficial de la Presidencia no se debe a motivos políticos sino técnicos. Spicer aseguró que el equipo informático trabaja para que todas las opciones de la página sigan estando disponibles.

La noticia, difundida el domingo, de que la nueva página de la Casa Blanca sólo está disponible en inglés fue lamentada ayer por el Gobierno de Madrid. "No nos parece una buena idea. Creemos que, siendo (EE UU) un país con 52 millones de personas que hablan el castellano o el español, no es una gran idea renunciar a un instrumento de comunicación", dijo el jefe de la diplomacia española. Con todo, Dastis descartó que el Ejecutivo fuese a tomar ninguna medida. "Es una cuestión interna", dijo. El director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, calificó, por su parte, de "poco respetuosa" la decisión. De la Concha aseguró que se trata de un "gesto simbólico, pero preocupante".