El candidato presidencial de la derecha francesa, François Fillon, dio ayer una multitudinaria rueda de prensa en la que aseguró que contratar a su esposa, Penelope, como ayudante parlamentaria fue un error. Fillon pidió perdón, adelantó que no devolverá el dinero y aseguró que no renunciará a la carrera por la Presidencia.

La rueda de prensa de Fillon estaba destinada a recuperar la iniciativa perdida desde que el semanario satírico "Le Canard Enchaîné" destapó que la familia Fillon se había beneficiado de un contrato ficticio, ya que Penelope Fillon no había trabajado nunca en el Parlamento. El beneficio de ese contrato habría sido de 500.000 euros, que la revista elevó la pasada semana a 900.000 euros. Fillon también contrató dos años como abogados a dos hijos suyos que aún no se habían graduado.

El candidato explicó que es normal que en el Parlamento no haya rastro de la actividad de su esposa: "Se ocupaba de asuntos de la circunscripción electoral de Sarthe, por donde yo era diputado, y, por ello, no acudía al Parlamento". Fillon aseguró que su esposa "cumplía acciones modestas, en la sombra, a solas, que parecen anodinas pero que son indispensables". Por ellas recibió durante 15 años una remuneración neta de unos 3.650 euros mensuales.

En una entrevista concedida a un rotativo británico en mayo de 2007, cuando su marido fue nombrado primer ministro por el recién elegido presidente Sarkozy, Penelope explicó que nunca había sido colaboradora política de su marido. Los falsos contratos ahora denunciados habrían comenzado en torno a 1997.

Fillon, que centró su defensa en que contratar a familiares es legal en Francia, se presentó como la víctima de un "tribunal mediático" que le está sometiendo, dijo, a "un intento de asesinato político". Según el último sondeo publicado ayer, Fillon sigue en el tercer lugar (20%), detrás del socioliberal Emmanuel Macron (23%) y la ultraderechista Marine Le Pen (26%), que pasarían a la segunda vuelta. Antes del escándalo, Fillon encabezaba todos los sondeos.