El candidato de la derecha francesa a las presidenciales, François Fillon, se mantuvo hoy firme en su voluntad de seguir adelante pese a las deserciones en su campaña, mientras su partido, Los Republicanos, organiza una reunión con carácter urgente el lunes para buscar una salida a la crisis.

Fillon, que tuvo un mitin en Aubervilliers, a las afueras de París, en un momento de presión de las decenas de responsables de la derecha que le han pedido que se retire de la carrera por el Elíseo, se defendió amparándose en la voluntad popular.

"Os quieren intimidar. Me atacan a mí. Pero a través de mí, lo que buscan es tumbar la recuperación nacional y una voluntad de cambio de las que sois portadores", les dijo a los asistentes.

Sabedor de que su programa ha quedado totalmente marginado en el debate público en las últimas semanas por la investigación judicial abierta tras las revelaciones en la prensa de empleos supuestamente ficticios atribuidos a su mujer y a dos de sus hijos, su mensaje hoy fue que lo que se pretende impedir es llevarlo a cabo.

Recordó que su intención es llevar a cabo "una reforma de amplitud" de carácter liberal que implica "una reacción masiva" ante "la situación alarmista" por el "paro masivo", la atonía económica o el agujero de las cuentas públicas.

Mientras pronunciaba su discurso, Los Republicanos publicaron un comunicado en el que anunciaba la convocatoria del comité político el lunes por la tarde, 24 horas antes de lo previsto, "para evaluar la situación", teniendo en cuenta las últimas evoluciones y cuando quedan siete semanas para la primera ronda de las presidenciales.

La convocatoria corre a cargo de dos personalidades próximas al candidato: el secretario general del partido, Bernard Accoyer, y el presidente del comité político, Gérard Larcher, que es también el presidente del Senado, y que ha tomado su distancia en las últimas semanas.

Oficialmente nadie ha dicho que se trata de examinar un "plan B", que pasaría por sustituir a Fillon por quien quedó en segunda posición tras él en las primarias de la derecha del pasado mes de noviembre, Alain Juppé.

Aunque muchos miembros de su círculo y barones del partido se han pronunciado por él desde que el miércoles se supo que Fillon ha sido convocado el próximo día 15 por los jueces para una probable imputación, Juppé no quiere aparecer como quien le empuje a abandonar.

Entre otras cosas, porque se le podría acusar de ilegítimo y porque teniendo en cuenta su posicionamiento ideológico más centrista, podría perder una parte de la base electoral más derechista de Fillon, tentada entonces a votar por la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen.

La fecha de este comité político es, sobre todo, un día después de la concentración organizada mañana en la explanada del Trocadero de París donde se espera a decenas de miles de personas en París para manifestarle apoyo a Fillon, en respuesta al escándalo que le persigue desde hace cinco semanas por los empleos supuestamente ficticios a su mujer y a dos de sus hijos.

Uno de los últimos fieles consejeros, Pierre Danon, dijo hoy que confían en reunir a 45.000 militantes en un acto que ha generado muchas suspicacias dentro del propio campo conservador, entre otras cosas porque podría aparecer como una movilización antisistema.

Para tratar de controlar a los participantes y evitar expresiones visibles contra los jueces y la prensa, acusados de haber montado el escándalo que amenaza la continuidad de Fillon, se han prohibido las pancartas y solo se aceptarán las banderas francesas.

Unas expresiones que corren el riesgo de reavivarse después de que hoy se supiera que la policía estuvo realizando ayer un registro en la mansión que el por ahora candidato de la derecha tiene en su feudo electoral de la Sarthe, al oeste de Francia, solo unas horas después de haber hecho lo mismo en el apartamento familiar de París.

Los agentes, que actuaron por un mandato de los jueces instructores en el Château de Beaucé como lo habían hecho en el piso de la capital francesa, pretenden evaluar el valor exacto del patrimonio inmobiliario de Fillon y comprobar que coincide con lo que había declarado.