La mayoría de los partidos que concurren a las elecciones del 15 de marzo en los Países Bajos rechazan al ultraderechista Geert Wilders y se niegan a negociar con él para formar una posible coalición de Gobierno, a pesar de las predicciones que le señalan como el partido más votado de Holanda tras los comicios.

"No pueden dar la espalda a 2,5 millones de votantes. Si eso ocurre, lideraré una revolución en las calles. Es antidemocrático", afirmó el líder populista holandés del Partido de la Libertad (PVV), posible ganador de unas elecciones de las que probablemente no logrará el Gobierno.

Sus afirmaciones xenófobas y antiislamistas le han granjeado el rechazo de sus rivales políticos, que se niegan a gobernar con él por considerar que esas posiciones son "incompatibles" con sus programas electorales.

¿Quién es y qué defiende Geert Wilders?

Geert Wilders, nacido en Venlo en 1963 pero su familia es originaria de las colonias neerlandesas en las Indias Orientales. Comenzó su trayectoria política en 1990. Este año se afilió al Partido Popular de la Libertad y la Democracia, el VDD, que es el partido al que ahora se enfrenta, con Mark Rutte como líder. El Wilders de ahora difícilmente podría formar parte de este grupo, liberal y progresista.

Durante 8 años, Wilders trabajo en el VDD como escritor de discursos para los líderes, hasta su incorporación al Parlamento holandés como diputado. Esta etapa finalizó cuando en 2004, se plantó ante la solicitud de adhesión de Turquía a la UE. Su rechazo era absoluto, así que abandonó las filas del partido y se convirtió en político independiente.

Fundó entonces el Partido de la Libertad (PVV), del cual es el único miembro. El programa del PVV cabe en la cara de un folio: tiene solo once puntos. Todos ellos giran alrededor de la 'desislamización' del país y la recuperación de la identidad nacional. El eslogan que da título a esta hoja de ruta es de lo más elocuente: "Holanda tiene que volver a ser nuestra".

Wilders promete que cerrará todas las mezquitas del país, prohibirá que se venda el Corán, estipulará un veto contra los inmigrantes procedentes de los países árabes y los solicitantes de asilo, sacará a los Países Bajos de la Unión Europea y aumentará el gasto en defensa. Pretende también reducir la inversión en energía eólica y en ayudas a la cooperación internacional.

Por estas ideas y por su ofensiva forma de expresarlas -califica las mezquitas como "templos nazis" y el Corán lo compara con 'Mi lucha' de Hitler-, Wilders fue procesado en 2016 por incitación al odio.

El juicio fue más simbólico que otra cosa, y Wilders fue absuelto, pero los jueces reprobaron su lenguaje discriminatorio -llamó a los marroquís "escoria" y a la inmigración musulmana, "invasión" y "problema existencial" y le advirtió de que la libertad de expresión tiene sus límites.

En 2007, en su etapa de diputado parlamentario, Wilders produjo un documental con imágenes de los atentados de 2001 en Nueva York, de 2004 en Madrid y de 2006 en Londres, y mezclados con los capítulos más controvertidos del libro sagrado musulmán, trataba de exponer la naturaleza belicista del islamismo. La película causó una crisis diplomática con varios países árabes y fue condenada por la ONU, Rusia, y el Consejo Europeo por provocadora.

Adicto al Twitter como su ídolo Trump, defiende al igual que él el traslado de la embajada holandesa en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. Mantiene una estrecha relación con el país sionista, al que admira y defiende y que visita con asiduidad, porque tras divorciarse de su primera esposa se casó en el 92 con una diplomática húngara judía.

El auge del PVV

Desde su fundación en 2004, el partido de Wilders ha ido creciendo exponencialmente. En 2010 se convirtió sorpresivamente en la tercera fuerza política más votada del país, con más de 1.450.000 votos -el 15,5% del censo, menos de medio millón de votos menos que el partido ganador- y 24 escaños. Su apoyo fue necesario para el VVD de Rutte para formar gobierno.

Tanto en Holanda como en Europa esta ascensión fue mirada con preocupación, ya que supuso la entrada en el Gobierno de las ideas radicales de Wilders y la confirmación del auge de la extrema derecha.

En 2012 sufrió un revés, ya que retiró el apoyo al Gobierno dada su negativa a aceptar los recortes impuestos por Bruselas y obligó al país a ir a elecciones anticipadas. En estas, su partido perdió nueve escaños, un 33% de votos (500.000 menos, acumulando un 10% del censo) y Wilders reconoció, entre lágrimas, que su discurso anti-Europa y contra el euro "no había calado en esta ocasión".

Desde entonces, Wilders no solo ha recuperado terreno sino que ha conseguido que los sondeos le den como favorito. Aunque tras los últimos actos de campaña y el debate con Rutte, parece que podría desinflarse. Las encuestan le otorgaban en enero el 20% de los votos, el doble que en 2012, aunque las últimas proyecciones rebajan esta cifra hasta un máximo del 17%.

¿Por qué ha seducido el discurso de Wilders?

Los estudios sociológicos llevados a cabo en el país estiman que el 86% de los electores tienen como principal preocupación la amenaza para los valores tradicionalmente neerlandeses que supone la inmigración masiva llegada de países musulmanes. Los votantes holandeses, tradicionalmente de corte liberal, se han visto seducidos por el discurso de Wilders, que ha aprovechado la veta de la pérdida de confianza en los partidos tradicionales para atacar el problema.

En cuanto a lo económico, las cifras son buenas en el país naranja. El paro ha alcanzado el mínimo de los últimos años y el PIB crece al 2,3% anual. Aún así, Wilders tacha de corrupta a la élite política y de déspota a la Unión Europea, un discurso populista que ha surtido efecto.