Los republicanos cambiaron ayer las normas del Senado de EE UU para nombrar sin mayoría cualificada al candidato al Tribunal Supremo del presidente Donald Trump, Neil Gorsuch. La iniciativa, conocida como "opción nuclear", elimina la barrera de 60 votos requerida para la confirmación de un juez del Supremo, y fue aprobada por los 52 senadores republicanos, con la oposición de los 48 demócratas.

Minutos antes, la oposición demócrata había bloqueado la confirmación de Gorsuch al sumar 45 votos en su contra, lo que le impidió alcanzar los 60 al quedarse en 55, tres de ellos demócratas. Tras activarse la "opción nuclear", comenzó un debate de treinta horas que concluirá hoy por la tarde con la votación de confirmación del juez, que sustituirá con carácter vitalicio al conservador Antonin Scalia, fallecido en marzo de 2016. Tras la confirmación de Gorsuch el Supremo recuperará una mayoría conservadora de 5 a 4.

Las maniobras demócratas para bloquear la confirmación de Gorsuch son su respuesta al bloqueo al que los republicanos sometieron a Merrick Garland, el juez que el anterior presidente, Barack Obama, propuso para reemplazar a Scalia. Los republicanos, con mayoría en el Senado, se negaron a convocar la audiencia para estudiar la candidatura de Merrick durante un plazo récord de 293 días, con el argumento de que carecía de sentido hacerlo en año electoral.

En la Cámara de Representantes, el presidente de la Comisión de Inteligencia, el republicano Devin Nunes, se retiró ayer de modo "temporal" del puesto, alegando que no quiere perjudicar las investigaciones sobre la "conexión rusa" de la administración Trump. Nunes quedó bajo sospecha al asegurar en público a finales de marzo que Trump y su equipo habían sido "vigilados" durante la fase de transición por los servicios de Inteligencia. Esta revelación unilateral, sumada a reuniones que mantuvo en la Casa Blanca, extendieron la idea de que pretendía favorecer a Trump.

Mientras, el magnate recibió anoche en su club de Florida al presidente chino, Xi Jinping, con quien tenía previsto cenar la pasada madrugada (hora española) antes de dedicar la jornada de hoy, viernes, a reuniones de trabajo. El encuentro entre los dos mandatarios, aureolado como difícil, tendrá al programa nuclear de Corea del Norte y a las discrepancias de Trump con China sobre comercio exterior como ejes. "Va a ser muy interesante. Nadie sabe realmente" qué ocurrirá, dijo Trump ayer sobre la cita.