El referéndum constitucional de Turquía, que prevé entregar todo el poder ejecutivo al presidente, Recep Tayyip Erdogan, se ha saldado hoy con una victoria del "sí" por un estrecho margen, y entre denuncias de manipulación de la oposición.

El 'sí' a la reforma constitucional para convertir a Turquía en una república presidencialista se ha impuesto en el referéndum de este domingo con un 51,35 por ciento de los votos, frente al 48,65 por ciento del 'no', sobre un total de 56 millones de sufragios validados, según resultados oficiales correspondientes al 99,34 por ciento del escrutinio y recogidos por la agencia de noticias turca Anatolia.

Tanto en la capital, Ankara, como en Estambul se impuso el "no" con pocas décimas por encima del 50 por ciento, algo llamativo en dos ciudades gobernadas por alcaldes del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), fundado por Erdogan y que gobierna Turquía desde 2002.

La tercera mayor ciudad turca, Esmirna, se pronunció por el "no" con un 68 por ciento de los votos, mientras que amplias regiones de Anatolia central y oriental, feudos del AKP, votaron "sí" en una proporción del 70-75 por ciento.

El "no" también se impuso en toda la costa mediterránea y en diez provincias del sureste del país, de mayoría kurda y feudo del izquierdista Partido Democrático de los Pueblos (HDP).

Tanto Erdogan como el primer ministro, Binali Yildirim, se dirigieron a sus seguidores en sendos discursos públicos para felicitarse por el triunfo de la reforma, que el presidente definió como "histórica" y que, dijo, "traerá cambios profundos".

Entre los 18 artículos que se reforman hay detalles como la ampliación del Parlamento de 550 a 600 escaños o la bajada de la edad para ser elegido diputado de los 25 a los 18 años, pero el principal es la abolición del puesto de primer ministro y la transferencia de todo el poder ejecutivo al presidente.

Esto permitirá al jefe de Estado gobernar durante dos mandatos de cinco años "sin rendir cuentas a nadie" y garantizar así la estabilidad de la nación, según había afirmado Erdogan en campaña.

Pero la oposición teme que este sistema facilitará un "régimen de un solo hombre" y abra la puerta a todo tipo de abusos de poder.

La mayoría de los votantes entrevistados por Efe no razonaban su decisión basándose en los aspectos técnicos de la reforma sino en su aceptación o rechazo de las políticas y la personalidad del presidente.

Así, sus admiradores votaron "sí" "por amor a Erdogan" o porque creen que será capaz de "fortalecer Turquía y alejarla de Europa", mientras que sus adversarios hacen hincapié en la ideología islamista del jefe de Estado y votan "no" para "proteger la laicidad".

Los cambios decididos en el referéndum entrarán en vigor una vez que termine la actual legislatura y se celebren las elecciones generales y presidenciales, en el año 2019, han señalado tanto Erdogan como Yildirim.

La jornada transcurrió en calma, salvo un tiroteo ante un colegio electoral de un pueblo de la provincia de Diyarbakir, en el sureste kurdo de Turquía, en el que se produjeron tres muertos en un enfrentamiento entre dos grupos con lazos familiares.

La oposición denuncia irregularidades

Pero la oposición ha denunciado numerosas irregularidades, entre ellas la decisión de la Junta Suprema Electoral de validar los votos en los que papeleta o sobre no estuvieran sellados de forma reglamentaria por la mesa, siempre que no se pudiera demostrar que habían sido traídos de fuera.

Precisamente este detalle, denunció el Partido Republicano del Pueblo (CHP), segundo del Parlamento, abría la puerta a la manipulación, y es "contraria a la ley electoral".

El presidente del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, acusó con duras palabras a la Junta Electoral de poner en entredicho los resultados al admitir papeletas que no pueden ser validadas según la ley, y prometió "seguir el asunto hasta el final".

"Una vez que ha empezado un partido, no se pueden cambiar las reglas. Es una norma universal", agregó, recordando que la decisión de validarlas se tomó después de empezar el conteo.

Erdal Aksünger, uno de los vicepresidente del CHP, declaró a la prensa que su partido impugnará entre el 37 y el 60 por ciento del total de las urnas escrutadas, porque se han detectado "alrededor de 2,5 millones de votos problemáticos" que podrían ser "todos falsos".

El presidente de la Junta Suprema Electoral, Sadi Güven, se defendió contra estas acusaciones, señalando que "no es la primera vez" que se decide validar votos sin el sello preceptivo.

Pero adelantó que los resultados aún no son firmes y que solo se declararán los datos definitivos después de considerarse las impugnaciones, "dentro de 11-12 días, como muy tarde".

En varios barrios de Estambul, numerosos grupos de ciudadanos salieron a la calle para protestar contra lo que consideran un "robo", haciendo caceroladas o marchando con pancartas que proclamaban: "¡No! ¡Hemos ganado!".

La oposición turca rechaza con caceroladas el resultado del referéndum

La oposición turca rechaza con caceroladas el resultado del referéndum

Reforma constitucional

El referéndum supone la culminación de un proceso que Erdogan tenía en mente desde prácticamente cuando llegó al poder en 2003 al frente del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) y para el que dio el primer paso importante al presentarse y ganar las primeras elecciones presidenciales directas en el país, celebradas en agosto de 2014.

Desde entonces, el cambio al sistema presidencial en Turquía ha sido la meta a alcanzar y de hecho fue uno de los temas clave de las elecciones parlamentarias de junio de 2015. Sin embargo, el AKP no logró la mayoría suficiente para poder enmendar la Constitución, lo que finalmente forzó la celebración de nuevas elecciones en noviembre de ese mismo año.