Los observadores de la OSCE y del Consejo de Europa arrojaron ayer dudas sobre la legalidad del referéndum constitucional del domingo en Turquía, pero su principal beneficiario, el presidente Erdogan, que gracias a la reforma de la Carta Magna acumulará enormes poderes y podrá perpetuarse en el cargo incluso hasta 2034, ignoró desabridamente las críticas de los países europeos. "Olvidaos, se ha acabado", les espetó.

El diagnóstico de la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa es sencillo: el plebiscito no cumplió con los estándares democráticos por "falta de imparcialidad" en la campaña. "El campo de juego no estaba nivelado", resumió la jefa de la misión de la OSCE, Tana de Zulueta. Y el organismo, que no emitirá su informe final hasta dentro de ocho semanas, no levantó mucho más la voz: declinó pronunciarse sobre si el resultado es válido o no.

"Está fuera de nuestro mandato decir cuál podría haber sido el resultado sin los defectos observados", dijo De Zulueta, que ni siquiera accedió a comentar la denuncia de irregularidades hecha ya el domingo por la oposición, según la cual hay 2,5 millones de votos sospechosos, carentes del preceptivo sello de la mesa electoral, que la Junta Suprema Electoral turca decidió dar por válidos una vez empezado el recuento. "No hemos tenido oportunidad de reunirnos con la Junta Electoral para hablar sobre este tema", se limitó a decir.

El "sí" ganó con el 51,4% de los sufragios y una diferencia de 1,25 millones de papeletas, sobre un total de 56 millones de sufragios validados, por lo que esos 2,5 millones de votos podrían dar un vuelco al resultado.

Basándose en el carácter "sospechoso" de estos sufragios y en la denuncia de "escrutinios secretos" -o sea, sin la presencia de observadores-, el principal partido de la oposición, el socialdemócrata CHP, pedirá la anulación de la consulta.

Nada de todo esto importa lo más mínimo a Erdogan. "Este país ha hecho las elecciones más democráticas que se hayan visto en ningún país europeo. Ustedes no han permitido a ministros turcos entrar en Europa (para hacer campaña electoral) y ahora criticáis el referéndum. Olvidaos, se ha acabado", retó el presidente turco. Y a la OSCE le espetó: "Nunca haremos caso a los informes que hagan. Que digan lo que quieran".

Erdogan, además, reiteró su promesa de someter a referéndum la decisión de seguir adelante con las negociaciones para ingresar en la UE.