Alexis Sanz compartió las últimas cervezas con su amigo Ignacio Echeverría, "Cheve", 24 horas antes de su trágico fallecimiento en los atentados de Londres del pasado sábado. Alexis iba camino de Cardiff. "Se le veía lleno, nunca le había visto así", trasladó a la familia Echeverría a través de su canal en redes sociales. Quiso el destino que las cuatro horas que compartió con él, después de mucho tiempo sin verse, fueran "de las mejores que he tenido con él". Ignacio estaba aquel día especialmente feliz: "Por fin veía cómo todo el trabajo duro a lo largo de su vida tenía su recompensa. Trabajaba en un gran banco, en un rascacielos, en el extranjero... Sus metas se habían cumplido, ¡su cara era genial!", rememora Alexis.

Nada en quien toda España recuerda ya como "el héroe del monopatín" hacía pensar en la fatídica noche. Los dos amigos se pusieron al día. Ignacio seguía patinando: "Olé tus huevos, con 39 años, en una ciudad nueva, yendo solo a los skateparks y con meses en los que ni una persona te dirigió la palabra, y, aun así, él siguió con su pasión", elogia su amigo, al tiempo que reprocha a aquellos que han cuestionado el exceso de valentía del joven al enfrentarse a los terroristas para salvar a una mujer. Según su amigo, Echeverría "tenía sus miedos y no eran pocos, era muy sencillo y muy buena persona, pero ante situaciones injustas no se podía contener". Y así lo hizo el sábado. Igual que ocurrió hace 21 años, con apenas 18, también cerca de Alexis. Fue en otro escenario, pero Ignacio también salvó vidas. Los dos amigos disfrutaban de una jornada de surf en la playa de Oyambre (Cantabria) cuando un matrimonio se quedó atrapado por la corriente. Ignacio no dudó en socorrerlos. "Yo era el otro surfero melenudo que se dio la vuelta a mitad de camino para coger una tabla y volver, mientras Cheve los mantenía a flote. Él no dudó, fue sin nada, era así", recordaba ayer Alexis.

Como en Oyambre, Ignacio fue el único que se paró el sábado para socorrer a una mujer que estaba siendo apuñalada. No dudó en enzarzarse con el agresor, en el entorno del Mercado de Borough, junto al Puente de Londres. Sin pensar, arriesgando su vida. Y allí se fue para siempre. "Se fue sin nada, él era así". Las palabras de Alexis resonaban ayer en la cabeza de sus familiares. Ojalá el sábado hubiera podido estar allí, para pasarle la tabla de nuevo y volver todos a casa, lamentaba su amigo antes de lanzar al cielo un último reclamo para su amigo: "Allá donde estés, patina; tendrás que enseñarnos muchas cosas cuando nos volvamos a ver".

El padre de Ignacio Echeverría, Joaquín, agradeció por carta a los amigos que intentaron buscar y socorrer a su hijo el día del atentado, Guillermo y Javi, el esfuerzo realizado. "No pararon hasta que encontraron a mi hija Isabel y le informaron de los hechos y de su labor de búsqueda por los hospitales. Después de esto tienen una sensación de culpa y de rechazo muy injusta", asegura el progenitor, quien valora la generosidad y entrega de los chavales al haber intentado entrar en la escena del crimen. "Eso les hace merecer el máximo respeto y admiración", concluye el padre.