Un total de 2.247 migrantes han muerto en el mar Mediterráneo tratando de alcanzar las costas europeas, la extensa mayoría en un intento por llegar a Italia, según el último balance difundido de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), difundido este martes.

Si bien esta cifra es inferior a los 2.963 fallecimientos registrados en el mismo período el año pasado, 2017 es el cuarto año consecutivo en que las muertes de migrantes en el Mediterráneo superan los 2.000.

Hasta el 3 de julio, un total de 101.210 personas han entrado en Europa por vía marítima, principalmente a Italia, si bien el 15 por ciento de los refugiados y migrantes lo han hecho alcanzando Grecia, Chipre y España.

Esta cifra también es inferior a la registrada durante los primeros seis meses de 2016, cuando se alcanzaron 231.503 llegadas.

Este mismo martes, la OIM ha instado a los estados miembro de la Unión Europea a reforzar la cooperación para salvar más vidas en el mar y a ayudar a los países del sur a recibir, asistir y acomodar a aquellos rescatados en el mar.

"Desde 'Mare Nostrum', Italia ha mostrado consistentemente su voluntad y determinación para desplegar los medios y capacidades para salvar vidas y gestionar la llegada de cientos de miles de personas a sus costas durante los últimos siete meses y, en el proceso, ha salvado varios miles de vidas", ha indicado el director general de la OIM, William Lacy Swing.

No obstante, ha señalado que "la recepción de migrantes rescatados no puede ser una cuestión que ataña únicamente a Italia", sino que es algo que afecta a "Europa como conjunto".

Por otro lado Eugenio Ambrosi, el director regional de la OIM para la UE, en Bruselas, ha asegurado que la prioridad absoluta en caso de interceptación en el mar es el rápido desembarco de los rescatados "a un lugar seguro", en virtud del Derecho Internacional, para salvar y preservar vidas.

"Los estados deben organizar su solidaridad antes, durante y después del desembarco", ha agregado, señalando que esta es una de las preocupación primordial con respecto al estado de derecho.

En este contexto, la organización ha advertido de que la UE no puede abordar la situación en modo 'crisis' y ha asegurado que no ve ninguna alternativa para abordar estas cuestiones que con máxima prioridad, medidas a largo plazo y cooperación intensificada desde Europa como conjunto.