El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, propuso hoy que todos los países de la Unión Europea estén en el euro y en Schengen de cara a la salida de Reino Unido, una medida disuasoria de nuevos "brexit" pensada especialmente para los países más al este de la UE.

En el penúltimo estado de la Unión de su mandato, el jefe del Ejecutivo europeo cambió su discurso respecto a hace solo unos meses y abogó por una europa de una sola velocidad, donde los socios de la UE y la eurozona sean los mismos, y los Veintisiete estén asimismo en la unión bancaria y en el acuerdo Schengen.

El camino hacia esa UE de modelo único, "en la que no haya países ni ciudadanos de segunda", se allanará mediante un instrumento de adhesión al euro que dé ayuda financiera a todos los países que quieran hacerlo.

También apuntó que el objetivo es que todo el bloque forme parte de la unión bancaria, un grano de arena más para una soñada integración económica que también ayudará a construir un Ministerio de Finanzas europeo.

El luxemburgués precisó que no se trataría de crear un nuevo cargo, sino de que el comisario europeo de Economía y Hacienda asuma esas funciones y también la presidencia del Eurogrupo, el órgano informal que reúne a los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona.

Sobre Schengen, pidió que Bulgaria y Rumanía entren en el acuerdo que permite circular sin fronteras interiores de forma "inmediata", una decisión que bloquea, entre otros, y como suele hacer para todo tipo de asuntos de Justicia e Interior, el propio Reino Unido.

Esa nueva Europa simétrica es para Juncker el paso "valiente" que Europa necesita en estos momentos, una lección de "coraje" que dijo haber aprendido de otros arquitectos de Europa en el pasado, como Jacques Delors o el recientemente fallecido Helmut Kohl.

Juncker no pronunció la palabra "brexit" ni nombró al socio británico hasta exactamente una hora después de empezar su intervención solemne en la Eurocámara, con el ánimo, contaron fuentes de su gabinete, de dejar claro que lo relevante es el futuro de los países que quedarán en la UE.

"La salida del Reino Unido es dolorosa, la lamentaremos nosotros, pero ellos también", dijo Juncker, quien explicó que el "brexit" ha sido su mayor decepción en toda una vida dedicada al proyecto europeo, por el que dijo sentir "amor". "Pero no hay amor sin decepción", añadió.

Para hacer menos dolorosa la partida de Reino Unido el día del divorcio final, el 29 de marzo de 2019, Juncker ha propuesto al resto de líderes la celebración de una cumbre en Rumanía, que ostentará entonces la presidencia, para celebrar la nueva etapa de la unión y cerrar políticamente los asuntos pendientes.

Desde la CE, contaron fuentes diplomáticas, temen que en las elecciones europeas en el mes de mayo, solo dos meses después de la salida de Reino Unido de la UE, los movimientos populistas utilicen el cercano ejemplo del "brexit" para sus argumentos euroescépticos.

En el capítulo de propuestas concretas se encuentran nuevos paquetes para estimular el comercio, la industria y la ciberseguridad.

También medidas de eficacia y transparencia de las instituciones, como un código de conducta nueva para los comisarios europeos.

La mejor recepción del discurso fue de su familia política, el Partido Popular Europeo, a pesar de que su líder, Manfred Weber, habló más de fronteras y controles a la inmigración que Juncker, que reiteró su idea de que "Europa debe ser el lugar al que puedan dirigirse aquellos que sean perseguidos por las guerras en el mundo".

Grupos parlamentarios como los socialdemócratas europeos, la Izquierda Unitaria y los Verdes dijeron echar en falta más menciones al pilar social y el cambio climático.

Juncker no utilizó prácticamente su turno de réplica y se quejó de la ciática, antes de volver a sentarse, previa disculpa, dejando sin respuesta las preguntas de los eurodiputados.

El ex primer ministro de Luxemburgo, de 62 años, ya ha declarado en varias ocasiones que en 2019 no repetirá como candidato a la presidencia del Ejecutivo comunitario.