El abandono de EE UU de la Unesco fue acogido ayer con expresiones de pesar por Rusia, cuyo Gobierno manifestó su esperanza en que un nuevo director general de la Unesco, que debe ser elegido este mismo año, se esfuerce para despolitizar la organización. Un portavoz oficial del ministerio de Exteriores de Rusia afirmó en una nota que Moscú "comparte la preocupación de numerosos países sobre una politización excesiva de Unesco en los últimos tiempos".

El Kremlin aseguró que el nuevo director general deberá concentre en los problemas humanitarios, lo que posibilitará continuar la provechosa cooperación en los ámbitos de competencia de la Unesco con todos los países, incluido EE UU".

El secretario general de la ONU, António Guterres, también "lamenta profundamente" la decisión de EE UU, según dijo ayer uno de sus portavoces. En una línea parecida se expresó el embajador francés ante la ONU, François Delattre, quien consideró que en estos momentos es especialmente importante que EE UU mantenga su compromiso con los asuntos internacionales.

La decisión del presidente de EE UU, Donald Trump, no supone un gran quiebro respecto a la línea tradicional de EE UU, plagada de desencuentros con la Unesco. Washington ya abandonó la institución en 1984, bajo la presidencia de Ronald Reagan, alegando su disconformidad con su "politización" -en el contexto de la Guerra Fría-, su presunta mala gestión y un programa de "apoyo a los medios de comunicación del Sur frente al dominio occidental".

No fue hasta octubre de 2003, con George W. Bush como presidente, cuando Estados Unidos regresó al seno de la Unesco, donde pasó a financiar el 22% de su presupuesto.