El único africano ganador de un Balón de Oro, el exfutbolista George Weah, será el nuevo presidente de Liberia, con casi la totalidad de los votos escrutados de la segunda vuelta de las elecciones celebradas el martes.

Según los resultados provisionales anunciados hoy por la Comisión Electoral Nacional (NEC) de Liberia, Weah, del Congreso por el Cambio Democrático (CCD), obtuvo el 61,5% de los votos frente al 38,5% del actual vicepresidente del país, Joseph Boakai, del Partido de la Unidad (PU).

El recuento del 98,1 por ciento de los votos confirmó lo que las encuestas señalaban en los últimos días: Weah, favorito en la segunda vuelta de los comicios, será el nuevo presidente del país en sustitución de la actual mandataria, Ellen Johnson-Sirleaf, en el cargo desde 2005 y que había agotado los dos mandatos permitidos por la Constitución.

El próximo 22 de enero, cuando está previsto que jure su cargo como presidente, se celebrará el primer traspaso de poderes entre dos presidentes elegidos democráticamente en los últimos 73 años en Liberia.

"Siento profundamente la emoción de toda la nación" ante la "ingente tarea de la que me hago cargo", tuiteó Weah tras ser declarado ganador.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y la misión de observación de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) elogiaron la votación "pacífica", si bien algunos observadores denunciaron ayer haber visto a funcionarios de la Comisión dar papeletas ya marcadas a los votantes.

A sus 51 años, Weah consigue la presidencia liberiana tras dos intentos frustrados de entrar a formar parte del Gobierno: uno en 2005, cuando la actual presidenta le venció en la segunda vuelta, y otro en 2011, cuando fue el "número dos" de la fórmula que encabezaba Winston Tubman, sobrino de William Tubman, el presidente más longevo del país (1944-1971).

En las elecciones de 2005, Weah denunció unos comicios "fraudulentos" y una votación que "fue de todo menos democrática, libre y transparente", aunque finalmente aceptó el resultado tras las reiteradas peticiones de la comunidad internacional para evitar una nueva crisis en Liberia.

En la primera ronda de estas elecciones, celebrada el pasado 10 de octubre, George Weah ya se situó en cabeza con el 38,4% de los votos (con mayoría en once de los 15 condados), mientras que Boakai se hizo con el 28,8% de los sufragios, a pesar de que las encuestas lo daban como favorito.

La celebración de esta segunda vuelta tuvo que ser retrasada debido a las acusaciones de fraude por parte del tercer candidato más votado, Charles Brumskine (Partido por la Libertad, PL), que fueron finalmente desestimadas por el Tribunal Supremo del país.

El Balón de Oro (1995) tiene ahora por delante uno de los partidos más complejos que haya jugado: recuperar una debilitada economía, que en 2016 finalizó con una caída del 1,6% del PIB, reducir la pobreza (el 50% de la población liberiana vive por debajo de su umbral) y acabar con la corrupción.

Uno de las razones de la actual situación fue la crisis del ébola que en 2014 mató a casi 5.000 personas y contagió a otras 10.300, lo que convirtió a Liberia en el país con más víctimas.

Para ello Weah, junto a su número dos en la candidatura, la exprimera dama Jewel Taylor, ha prometido a lo largo de su campaña acelerar la creación de empleo, así como educación gratuita desde la guardería al instituto.

No obstante, desde que la actual presidenta llegara al poder hace once años, este país ha aumentado su PIB en un 248%, pasando de 604 a 2.101 millones de dólares, una mejora económica que ha repercutido en la esperanza de vida, que ha avanzado desde los 56 años hasta los 62.

Además, la única jefa de Estado africana consiguió la retirada de la misión de paz de la ONU en Liberia, activa desde 2003 a 2016, así como el levantamiento de todas las sanciones que Naciones Unidas había aplicado al país por el conflicto.

Liberia, con 4,6 millones de habitantes, sufrió dos guerras civiles (1989-1996 y 1999-2003) que costaron la vida a más de 150.000 personas y que causaron centenares de miles de desplazados y refugiados.