La canciller alemana, Angela Merkel, presentó ayer como "grandes obstáculos" las diferencias que separan a conservadores y socialdemócratas, que anoche seguían reunidos para decidir si por fin entablan negociaciones formales para formar un Gobierno de coalición.

"Existen aún grandes obstáculos en el camino que deben ser apartados", admitió la líder de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) poco antes de reunirse con su socio bávaro, la Unión Cristiano Social (CSU), y el Partido Social Demócrata (SPD). "Será un día duro", avanzó.

Según Merkel, la CDU hará todo lo posible para ser constructiva. "Acudo hoy con gran energía. La gente espera también que encontremos soluciones y con este espíritu trabajaré", dijo la canciller.

De la misma opinión fue el líder del SPD, Martin Schulz, a su llegada a la sede de su partido, donde se celebró el último día de las conversaciones exploratorias. Y mostró su esperanza de poder llegar a buen puerto: "Ya se han fijado puntos en común en una gran cantidad de ámbitos, pero existen grandes escollos que deben ser salvados aún".

Para el político socialdemócrata, la cuestión europea sigue estando en primer plano. Así, defendió que un nuevo Gobierno alemán debe "generar sobre todo un resurgir" para la UE.

Anoche, al cierre de esta edición, se esperaba que las difíciles negociaciones se extendieran hasta bien entrada la madrugada. Aún permanecen abiertas cuestiones centrales en impuestos y finanzas, así como decisiones importantes en los ámbitos como la migración, el mercado laboral, la sanidad, las jubilaciones y la Unión Europea.

Merkel, Schulz y el presidente de la CSU, Horst Seehofer, quieren presentar a sus cúpulas un informe con los resultados. Y hoy mismo ese resultado deberá estar ya sobre la mesa.

Si finalmente dan luz verde a las negociaciones formales, la cúpula del SPD necesitará también la aprobación de sus afiliados en el congreso extraordinario del partido el día 21 en Bonn.

Los tres partidos políticos son conscientes de lo que se juegan en esta reunión. El fracaso de las conversaciones de los conservadores con los ecologistas y liberales a finales de noviembre, tras las elecciones del 24 de septiembre, obligó al SPD a sentarse con sus antiguos socios de la pasada legislatura.

El objetivo es evitar un Gobierno en minoría -con la inestabilidad que eso conlleva- o la celebración de nuevas elecciones legislativas. El 56% de los alemanes cree que, de ser reelegida canciller, Merkel no acabará el mandato, que termina en 2021.

La crucial jornada negociadora coincidió con la publicación del dato de crecimiento del PIB alemán en 2017, que aumentó un 2,3%, frente al 1,9% de 2016. El excedente presupuestario registró en 2017 un nuevo récord y representó un 1,2% del PIB.