Las filas conservadoras alemanas expresaron ayer su profundo descontento por el acuerdo para un Gobierno de "gran coalición" firmado el miércoles por la canciller Merkel (CDU), sus socios bávaros (CSU) y los socialdemócratas (SPD). Ya el miércoles el diario "Bild", el más leído en Alemania, había abierto el fuego calificando el nuevo Ejecutivo como "el primer Gobierno del SPD liderado por una canciller de la CDU".

"¡Puf! Al menos tenemos aún la Cancillería", tuiteó el abogado de la CDU Olav Gutting, en alusión a las carteras clave -Finanzas, Exteriores, Justicia, Trabajo- que se ha quedado el SPD pese a ser el socio menor de la coalición. Merkel tuvo que conformarse con Defensa, Economía, Sanidad, Educación y Agricultura, mientras que Interior -clave para los asuntos de inmigración- fue a parar a los ultraconservadores bávaros de la CSU.

El ala empresarial del partido de Merkel se mostró desolada ante el hecho de que Finanzas haya pasado al SPD, dando por sentado que se ha puesto fin a la "política rigurosa" de equilibrio presupuestario y se ha privilegiado la redistribución frente a la creación de riqueza. Este malestar se hará notar sin duda en el congreso de la CDU que el próximo día 26 deberá refrendar el acuerdo.

Tan sólo el líder de los bávaros, Horst Seehofer, se mostró encantado, tras haber logrado Interior, que ocupará él mismo. En cuanto a los socialdemócratas, anoche aún no estaba claro si la fracción de las bases opuesta al acuerdo ha cambiado de opinión ante las "dolorosas concesiones" de Merkel.