La UE endureció ayer, por segundo día consecutivo, su posición en las negociaciones del "Brexit", al afirmar que no podrá haber avances en el diálogo si antes no se resuelve el problema de la frontera entre Irlanda y el Ulster. "Si alguien en Londres cree que en las negociaciones se discutirán otros temas antes que el irlandés, mi respuesta es: Irlanda primero", afirmó el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, tras reunirse en Dublín con el primer ministro irlandés, Leo Varadkar.

Tusk fue claro en el alineamiento sin fisuras de Bruselas con Dublín: "La UE apoya a Irlanda. Esto es un asunto entre los 27 de la UE y Reino Unido, no entre Irlanda y Reino Unido", sentenció el líder comunitario.

La advertencia de Tusk llega a las 24 horas de que el miércoles, en Luxemburgo, anunciase a Londres que la relación bilateral futura estará, con toda probabilidad, regida por un acuerdo de libre comercio convencional y no por el acuerdo "excepcional" y sin precedentes que reclamó la primera ministra británica, Theresa May, el viernes pasado. Tusk también dejó entrever que el acuerdo se limitará al comercio de bienes pero no a la prestación de servicios, lo que equivale a decir que la City londinense, primera plaza financiera mundial, no podrá seguir operando en Europa como antes del "Brexit".

El problema de la frontera interior de Irlanda fue uno de los tres pilares de la primera fase de la negociación, cerrada en falso en diciembre con pura ingeniería lingüística, para poder seguir adelante. Ni Dublín ni Londres ni Bruselas desean el restablecimiento de una "frontera dura", ya que pondría en peligro el proceso de paz norirlandés y perjudicaría el crecimiento del Ulster. El escollo aparece, sin embargo, al llegar el momento de convertir en hechos la ingeniería conceptual.

La UE ha propuesto a Londres que el Ulster permanezca en la unión aduanera, lo que trasladaría la frontera entre la UE y Reino Unido al mar de Irlanda. Esta solución, sin embargo, ha sido considerada "inaceptable" por Londres, ya que implica en la práctica que el territorio británico esté sometido a dos estatutos comerciales, puesto que Reino Unido quiere salirse del mercado único y la unión aduanera tras el 29 de marzo de 2019, fecha fijada para su abandono de la UE.

Tusk resaltó ayer que respeta la posición del gobierno de Theresa May pero instó de nuevo a Londres a que presente una solución que evite la frontera dura. Bruselas ya respondió así días atrás al rechazo de May a su propuesta, al instarla a presentar "una solución mejor" si la tiene.

"El riesgo de desestabilizar el frágil proceso de paz debe ser evitado a toda costa. Seremos firmes en esto", dijo Tusk, quien insistió en que "al igual que tenemos que admitir la decisión democrática de abandonar la UE tomada por Reino Unido en 2016, debemos respaldar la decisión democrática adoptada en la isla de Irlanda en 1998, con todas sus consecuencias". Tusk se refirió de este modo a los Acuerdos de Viernes Santo que permitieron pusieron fin a treinta años de violencia en el Ulster.