La primera ministra británica, Theresa May, defendió ayer en Bruselas, donde se reunió el Consejo Europeo, que "Rusia ha realizado un ataque descarado y temerario contra Reino Unido" con el envenenamiento del espía Skripal y advirtió de que "la amenaza rusa no respeta fronteras". Una mayoría de los líderes de la UE se han mostrado cautelosos por el momento ante el ataque de Salisbury y han evitado acusar directamente a Moscú a la espera de que concluya la investigación del incidente.

May informó a sus homólogos de la agresión durante la cena de la cumbre europea, en la que sostuvo que "el incidente de Salisbury forma parte de un patrón de ataques rusos contra Europa y sus vecinos próximos, desde los Balcanes occidentales a Oriente Medio". Anoche no había trascendido si, como se consideraba posible, la primera ministra propuso durante la cena a sus todavía socios la adopción de nuevas sanciones contra Rusia.

Mientras May lanzaba esta advertencia, en el Reino Unido el policía que resultó contaminado por el mismo agente neurotóxico que el espía Skripal fue dado de alta. Un segundo agente resultó herido al entrar en contacto con el espía y ahora necesita tratamiento médico, aunque su estado no es grave, según anunció el "Mail Online".

Con el objetivo de avanzar en la investigación, un juez británico autorizó la extracción de sangre del espía ruso y de su hija para que la analicen los expertos en armas químicas de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).

En realidad el escándalo del espía Skripal era sólo uno de los asuntos marcados en la agenda del Consejo Europeo. Y no el más importante, ya que la cumbre comunitaria, que concluye hoy, tiene que analizar el estado de las negociaciones sobre el "Brexit". A este respecto, May no aportó nada nuevo en público. Aunque los negociadores comunitario y británico anunciaron el lunes que hay acuerdo para una transición de 21 meses y que los principales puntos del pacto de salida están resueltos, eso no es del todo cierto. Colea el asunto capital: la frontera intrairlandesa, aunque Reino Unido parece proclive a aceptar la propuesta de la UE de que el Ulster permanezca en la unión aduanera.