La pena de muerte cayó en el mundo un 4% en 2017 respecto al año precedente, con 993 ejecuciones en 23 países. La bajada respecto a 2015 es del 39%, ya que en ese año se ejecutaron 1.634 penas capitales. Las estadísticas excluyen a China, el país que más recurre a la pena de muerte, porque sus cifras, que se estiman muy elevadas, son secretas. China al margen, cuatro países -Irán, Arabia Saudita, Irak y Pakistán- totalizaron el 84% de las ejecuciones, si bien en 2017 hubo un descenso del 31% en Pakistán y del 11% en Irán. También se redujeron en Bielorrusia, a casi la mitad, y en Egipto, donde bajaron un 20%. En el otro extremo, aumentaron en EE UU, donde fueron 41, en contraste con las 32 de 2016. Por segundo año consecutivo EE UU no está entre los cinco países con más ejecuciones.